En el día internacional del medio ambiente, el Grupo Guayubira considera necesario destacar la importancia del monte indígena uruguayo y a la vez señalar las deficiencias existentes en cuanto a la conservación y el uso sustentable de las alrededor de 600.000 hectáreas que se estima que éste ocupa.
Nuestros montes nativos, considerados por muchos como de escasa utilidad, tienen en realidad un enorme valor social, ambiental y económico. El hecho de que aún no se haya cuantificado este valor en términos monetarios no implica que no los tenga. Se puede decir que el monte indígena (en particular el serrano) produce agua, en el sentido de que asegura el abastecimiento de las fuentes subterráneas de agua, que a la vez aseguran el abastecimiento de los cursos de agua de los que depende tanto la población como la producción agropecuaria, industrial y los servicios. Los montes ribereños aseguran además la conservación de las márgenes de los ríos y arroyos, sin los cuales éstos se degradarían rápidamente. Los montes constituyen también uno de los hábitats fundamentales para la conservación de numerosas especies de la fauna nativa, que aseguran el equilibrio ecológico, tanto de los ecosistemas naturales como de los agroecosistemas de los que depende en gran medida el sector productivo del país. También tienen valores productivos directos (por ejemplo en apicultura) e indirectos (abrigo para el ganado). Los montes poseen asimismo un enorme valor cultural y social como parte del paisaje nativo, que medido en términos económicos abre grandes posibilidades en materia de desarrollo turístico. A la vez, cabe señalar su valor potencial en materia de productos medicinales e industriales (taninos, esencias, etc.). En materia ambiental global, los montes retienen carbono atmosférico y su conservación implica por consiguiente una contribución para mitigar el problema del efecto invernadero.
Pese a lo anterior, las medidas adoptadas para su conservación son a todas luces insuficientes y nuestros bosques se siguen degradando en calidad y en extensión debido a una serie de factores como la corta ilegal, la sustitución del bosque por agricultura y ganadería, el pastoreo, la invasión de especies exóticas, etc. La llamada ley forestal es en realidad una ley de promoción de plantaciones de especies exóticas y la única disposición que contiene en relación al monte consiste en la prohibición de corta. Pero incluso esta disposición es muy relativa y la reglamentación correspondiente autoriza expresamente la sustitución de determinadas áreas del llamado “monte de parque” (uno de los tipos de monte más degradados y que requiere mayores esfuerzos de conservación) por cultivos agrícolas. Por otro lado, la corta del monte está expresamente autorizada en caso de que la madera extraida se destine al uso interno del propio establecimiento agropecuario. Es decir, que en realidad lo que está prohibido no es la corta sino la comercialización. A la vez, los controles en materia de comercialización son claramente insuficientes y continúa existiendo un importante comercio ilegal de leña de monte. Por lo tanto, no es cierto que la ley forestal asegura la conservación de nuestro monte indígena.
Parecería lógico pensar que una ley forestal debería basarse centralmente en la conservación y el uso sustentable del recurso forestal nativo. Sin embargo, ello no es así. El Uruguay aún está a la espera de la aprobación de una verdadera ley forestal, que sirva de herramienta para la conservación y el uso sustentable del bosque nativo. Dicha ley deberá establecer disposiciones y asignar recursos para una serie de actividades, entre las que destacamos las siguientes:
– la preservación de áreas representativas de todos los tipos de bosques existentes en el país
– la investigación interdisciplinaria de base, imprescindible para un uso racional del bosque
– la investigación de todo su potencial productivo
– la reforestación con especies nativas en áreas deforestadas cuya recuperación se considere de interés nacional (en particular en las nacientes de los cursos de agua)
– el control efectivo en materia de corta y comercialización
– el control de la invasión de los montes por especies exóticas
Lo anterior resulta perfectamente viable, dado que el país cuenta con un importante número de técnicos interesados en el tema, pero que hasta ahora no han recibido el apoyo desde el estado para encarar el tema con la profundidad que éste amerita. Para instrumentarlo basta con que el estado asuma el tema con la misma decisión conque encaró la promoción de las plantaciones forestales y que vierta en ésto los mismos recursos que destinó a dicha actividad. Las metas que el estado se planteó en la promoción de cultivos forestales (que no compartimos), ya se han cumplido. Por consiguiente, demandamos que el estado deje de subsidiar las plantaciones y que redireccione los mismos recursos a la conservación y el uso sustentable de uno de los recursos nativos que a lo largo de nuestra historia ha merecido menos atención: el bosque indígena.