La gigantesca compañía Weyerhaeuser Business, con sede en los EE.UU., maneja más de 2 millones hectáreas de bosques privados en dicho país. Además, Weyerhaeuser Canadá maneja, a través de un sistema de licencias a largo plazo, unas 11 millones de hectáreas de bosques de propiedad pública en el este de Canadá. Weyerhaeuser es dueña de la mayor parte de las acciones correspondientes a un negocio de 78.000 hectáreas de plantaciones forestales en Nueva Zelanda y 25.300 hectáreas en Australia. A pesar de presentarse a si misma como una empresa sumamente preocupada por las cuestiones ambientales, la misma tiene antecedentes muy negativos a este respecto.
La reciente noticia de que Weyerhaeuser ha adquirido la compañía maderera MacMillan Bloedel, de British Columbia, mediante una transacción evaluada en alrededor de U$S 2.450 millones, ha provocado preocupación a nivel de organizaciones ambientalistas de EE.UU. y Canadá. La venta se produjo pocos días después que Mac Millan firmó un memorándum de acuerdo con organizaciones ambientalistas y Organizaciones de Pueblos Indígenas de Canadá para no cortar los bosques primarios existentes en las tierras propiedad de la empresa en British Columbia.
La expansión de Weyerhaeuser no se está dando solamente en Norteamérica, sino que la empresa también está comprando predios de propiedad privada en la región de praderas. Además de sus propiedades en Australia y Nueva Zelanda, Weyerhaeuser ha puesto también la mira en Uruguay para instalar sus plantaciones forestales, de modo que ha adquirido alrededor de 95.000 hectáreas de suelos de fértiles praderas en ese país del Cono Sur. Es interesante subrayar que la Ley Forestal vigente en Uruguay subsidia a todos los inversores en el sector, más allá de su nacionalidad y tamaño. De manera que ahora el pueblo uruguayo estará dándole dinero a esta gigantesca corporación, obteniendo muy poco a cambio, sin mencionar los negativos impactos esperados desde el punto de vista ambiental y social.
Fuente: Boletín Nº 24 del WRM, Junio de 1999