Artículo publicado en el Boletín Nº 64 del Movimiento Mundial por los Bosques, noviembre 2002.
Por Ricardo Carrere
El Consejo de Manejo Forestal (FSC por su sigla en inglés) realizará su asamblea general este mes en Oaxaca, México, y deseamos compartir nuestra preocupación en torno a la certificación de plantaciones con los miembros del FSC, especialmente con las organizaciones sociales y ambientales.
Durante muchos años el WRM ha realizado campañas contra la expansión de las plantaciones de monocultivo de árboles y ha documentado tanto los intereses ocultos detrás de su promoción como los impactos sociales y ambientales profundos que acarrean.
Dentro de ese contexto, la certificación del FSC de plantaciones, aumentó el problema al proporcionar a esas mismas plantaciones perjudiciales –y a las empresas propietarias– una etiqueta “verde” que fortalece a sus promotores y debilita a las comunidades locales y a las ONGs que resisten dichas plantaciones.
Si bien el FSC separa formalmente plantaciones de bosques estableciendo un principio específico (número 10) que trata sobre las plantaciones, en realidad contribuye a borrar las diferencias, en primer lugar porque incluye las plantaciones dentro del mandato del FOREST (Bosque) Stewardship Council (FSC), lo que implica que son bosques. En segundo lugar, asume (en el principio 10) que las plantaciones juegan un papel similar al de los bosques, cuando resulta claro que no es así. Tercero, al afirmar que las plantaciones deben cumplir con los principios 1 al 9 — que están destinados a la certificación de bosques verdaderos–, el FSC vuelve a desdibujar la diferencia entre bosques y plantaciones. Por último, incluye plantaciones en la sección “lista de bosques certificados” de su propia página web. Al entrar a la sección “Certificación” de la página Web en español, se puede ver una tabla titulada “Lista de bosques certificados” y una columna con el encabezado en inglés “Type of forest” (“Tipo de bosque”) que incluye tanto bosques como plantaciones. Todo esto demuestra que el FSC, a pesar de lo que muchos de sus miembros creen, sigue considerando que las plantaciones son (un tipo de) bosques.
El WRM ha difundido gran cantidad de información y análisis sobre el impacto de las plantaciones y las ha vinculado al tema de la certificación, con el fin de aumentar la conciencia dentro del propio FSC sobre esta contradicción. El WRM produjo un boletín enteramente dedicado a la certificación de plantaciones del FSC (*), que incluye un análisis crítico detallado del Principio 10 (**). También hemos difundido una publicación que contiene material pertinente sobre este tema (***). Más recientemente hemos llevado a cabo dos estudios de caso sobre plantaciones certificadas, uno en Tailandia y otro en Brasil (consultar artículos pertinentes en este boletín) y hemos resaltado sistemáticamente los impactos de las plantaciones sobre los ecosistemas de praderas, como en los casos de Sudáfrica y Uruguay (ver artículos pertinentes en este boletín).
A pesar de toda la evidencia que existe en su contra, se siguen certificando plantaciones. Hasta la fecha, según la información publicada en la página web del FSC, más de 12 millones de hectáreas de plantaciones han recibido la etiqueta de certificación del FSC (20% de todos los “bosques” certificados), frente a 22 millones de hectáreas de bosques “naturales” certificados (38% del total). Sin embargo, la cifra de plantaciones certificadas es todavía más alta porque existe una tercera categoría indefinida (“Plantaciones seminaturales y mixtas y bosques naturales”) que incluye casi 25 millones de hectáreas sin que figure indicación alguna de las respectivas zonas de bosque y plantación.
Sabemos que se están llevando a cabo conversaciones dentro del FSC sobre algunos de estos problemas, y que por lo menos una empresa de certificación ha planteado la necesidad de establecer pautas claras y estandarizadas que aseguren la aplicación coherente de los principios y criterios del FSC con relación a las plantaciones. Aunque éste es un paso positivo, resulta claramente insuficiente para abordar un problema tan importante como éste, que está erosionando con rapidez el principal capital del FSC: su credibilidad.
Es por estas razones que exhortamos a los miembros del FSC a abrir la discusión sobre la certificación de plantaciones en general y sobre el principio 10 en particular. El FSC fue creado con el objetivo de proteger los bosques y no para promover los monocultivos de árboles a gran escala. El tema en sí mismo es muy sencillo: las plantaciones no son bosques y no deben ser certificadas como tales. Si bien la solución no es tan simple como el problema, sinceramente esperamos que el FSC sea capaz de cambiar el rumbo en este tema y que esta asamblea general sea el punto de partida de ese proceso.
(*) http://www.wrm.org.uy/boletin/FSC.html