El Grupo Guayubira pone en conocimiento de la opinión pública la dramática situación que está viviendo en estos momentos un trabajador forestal y a través de él, la situación de muchos otros trabajadores forestales en todo el país.
El Sr Ruben Díaz, trabajador forestal de 50 años de edad, se ha encadenado frente a la Terminal de Mercedes y se encuentra haciendo una huelga de hambre.
Su reclamo es tan solo pedir a las autoridades correspondientes que le den el tiempo necesario para su rehabilitación luego que sea operado por cuarta vez de hernia abdominal, causada por su actividad laboral cargando troncos en los campos forestados.
Cada vez que ha sido operado no ha tenido tiempo para rehabilitarse, por lo que –a pesar de tener puesta una malla- tiene que someterse nuevamente a otra intervención quirúrgica.
Su reclamo sólo apunta a que el BPS le asigne una pensión temporaria para poder contar con el tiempo necesario para dicha rehabilitación. Sin embargo, como tiene “sólo” el 57% de incapacidad física, no se encuentra comprendido entre los ciudadanos pasibles de recibir una pensión aunque sea temporaria.
Debemos agregar que Díaz es asmático y diabético y que está siendo controlado por médicos de Salud Pública, ya que sólo está ingiriendo líquidos.
Lamentablemente, la situación de este trabajador no es una excepción. El Grupo Guayubira ha denunciado en reiteradas oportunidades que contrariamente a lo que dicen los discursos oficiales, la actividad forestal ha sido generadora de miseria a través del trabajo semiesclavo, itinerante, peligroso, temporario, con pésimas condiciones de salario, alojamiento, comida y sanidad, además de tener a la mayoría de los trabajadores en negro.
Esas son algunas de las razones por las que el Sr Ruben Díaz hoy no tiene derecho a curarse para poder seguir trabajando.
En esta dramática situación, el Grupo Guayubira solicita encarecidamente a los organismos competentes a que tomen las medidas del caso para que el Sr Díaz reciba el apoyo necesario y pueda cesar en su medida desesperada de lucha.
Al mismo tiempo, exigimos al Estado a que de una vez por todas obligue a las empresas forestales a cumplir con la legislación laboral vigente y a que prohíba el sistema de contratistas y subcontratistas, a través del cual las empresas forestales delegan sus responsabilidades laborales en aras de mayores tasas de ganancia, a costa de los trabajadores.
Como dice el cartel que ha puesto Ruben Díaz en el lugar donde se encuentra encadenado: “No sean sordos y ciegos”. Esperemos que el Estado recupere rápidamente su sentido del oído y de la vista y adopte las medidas necesarias para cambiar radicalmente la situación actual en el sector forestal.