Comunidado de prensa – Grupo Guayubira
El 5 de agosto, mientras trabajaba en una plantación de la empresa COFUSA en el departamento de Tacuarembó, Carlitos María Ducasse Monzón, de 44 años de edad, casado y padre de cuatro hijos, resultó mortalmente golpeado en la cabeza por la caída de un árbol. Su muerte nunca debió haber ocurrido.
Las condiciones en las que estaba trabajando el Sr. Ducasse eran –lamentablemente- las mismas en las que se desempeñan numerosos trabajadores forestales a lo largo y ancho del país. La empresa COFUSA contrató a una empresa subcontratista (unipersonal de la Sra. Iris Cardozo) para realizar tareas de poda, raleo y talado de árboles. Esta empresa no proveyó al fallecido (ni a los demás trabajadores de la cuadrilla) de los medios de protección personal requeridos por ley (casco, pantalón de seguridad, botas, guantes). El Sr. Ducasse se desempeñaba como motosierrista y al momento del accidente no tenía ni siquiera un casco puesto.
Cuando ocurrió el accidente, la velocidad del viento era alta, lo que desaconsejaba efectuar tareas de talado de árboles, debido a que no era posible controlar su caída. Sin embargo, se siguió trabajando.
Para peor, en el lugar de trabajo no había vehículo para proceder a un traslado de emergencia, estando la localidad más cercana situada a más de 30 kms. del lugar donde ocurrió el accidente. Tampoco había medios de comunicación disponibles ni botiquín de primeros auxilios.
Por todo eso decimos que esta muerte nunca debió haber ocurrido.
En este caso hay una responsabilidad muy clara de las dos empresas involucradas (COFUSA y la unipersonal de Iris Cardozo), pero el problema de fondo a abordar no se limita a estas dos empresas, sino que es mucho más profundo y tiene que ver con el tema de la subcontratación en el sector forestal. Por esa razón, en sus “Diez propuestas en torno al tema de las plantaciones forestales”, el Grupo Guayubira plantea, como primer punto, que “el problema más agudo del sector forestal lo constituyen las condiciones de vida y de trabajo de los trabajadores y trabajadoras forestales. El problema se origina fundamentalmente en la tercerización de las tareas forestales a manos de contratistas”. En ese sentido, la propuesta de Guayubira es “Que las empresas propietarias de las plantaciones contraten directamente a los trabajadores y que se hagan enteramente responsables del cumplimiento de la legislación laboral”.
Ese sería un punto de partida esencial para generar condiciones que hagan posible la erradicación de los flagelos que afectan al trabajo forestal: informalidad, inseguridad, salarios de hambre, malas condiciones de alojamiento, trabajo semi-esclavo, exposición a accidentes y muertes como ésta, que todos lamentamos.