Acerca de los dichos de Igorra sobre plantas de celulosa

El subsecretario de Vivienda, Ordenamiento Territorial y Medio Ambiente, Jaime Igorra ha hecho una serie de afirmaciones infortunadas a la prensa acerca del tema de las plantas de celulosa. Queremos referirnos a las principales de ellas.

La primera es que estos dos emprendimientos que brindarán “trabajo real a los uruguayos”. ¿A qué trabajo “real” se refiere Igorra? De acuerdo con un estudio llevado a cabo por CIESU (Soc. Hugo de los Campos, Situación laboral y relaciones laborales con la actividad turística de la población de Fray Bentos, julio 2004), unos 1300 fraybentinos obtienen ingresos vinculados al sector turístico y en particular al Balneario Las Cañas. Con una población económicamente activa de 8500 personas eso es para Fray Bentos un importante sector de “trabajo real”, que desaparecería con la instalación de dos plantas de celulosa aguas arriba.

También es trabajo muy real el vinculado a la producción melífera, que sería afectado por las fábricas, tanto por la posible mortandad de abejas (la propia DINAMA lo reconoce al exigir la instalación de colmenas para monitorear posibles contaminaciones), como por el posible cierre de mercados de exportación que controlan el contenido de contaminantes en la miel. Este sector sería fácilmente cuantificable si el ministerio se tomara la molestia de hacerlo. Igualmente real es el trabajo vinculado a la pesca artesanal en la zona.

Por otro lado, es tristemente real el trabajo semi-esclavo en las plantaciones que abastecerían a estas plantas y es igualmente real que la forestación expulsa gente del campo porque genera menos empleos por hectárea que cualquier actividad agropecuaria, incluyendo a la ganadería. Tal hecho ha sido corroborado por el Ec. Joaquín Etchevers (“Algunos datos sobre el impacto socioeconómico de la forestación”, octubre 2002) y por una investigación de CIESU (“Caracterización social de los trabajadores asalariados de la fase agraria del complejo forestal”, noviembre 2004) llevada a cabo por los licenciados Juan Romero y Mauricio Tubío. Dado que las dos plantas de celulosa requerirán la plantación de más de un millón de hectáreas para su abastecimiento, esto resultará en la pérdida de aún más empleos reales en la ganadería y la agricultura a medida que los eucaliptos sigan ocupando suelos dedicados a esas actividades.

Por su parte, el “trabajo real” de las plantas de celulosa se reduce a 600 personas (si se llegaran a instalar las dos plantas), la mayoría de las cuales no serían -debido al nivel técnico requerido- oriundas de Fray Bentos. Las cifras de miles de empleos “indirectos” que manejan las empresas -y que el gobierno quiere creer- no tienen ningún asidero real más allá de los empleos directos -pero temporarios- vinculados a la instalación de las plantas. Basta analizar seriamente los datos aportados por las empresas -y el ministerio aparentemente no lo ha hecho- para concluir que no se basan en ningún estudio serio.

La segunda afirmación de Igorra es que los US$ 2.000 millones de inversión proyectados representan una cifra “muy por encima” del equivalente al 10% del Producto Bruto Interno del país. Estas también son cifras hábilmente explotadas por las empresas y aceptadas como ciertas por el gobierno. Pero no son reales. En respuesta a una pregunta planteada en la audiencia pública de Botnia, un consultor de esta empresa -el Ec. González Posse- respondió que la inversión real en Uruguay oscilaría en torno al 20% de la inversión total; el resto de la inversión -el 80%- no llegará nunca a nuestro país y quedará en Europa para la compra de las costosas instalaciones industriales de estas modernas plantas.

La tercera es una insinuación, cuando dice irónicamente que “Argentina tiene muy cerca nuestro cinco plantas trabajando en el río Paraná, por lo que esperamos que la controlen muy bien”. El subsecretario no parece estar al tanto de al menos dos hechos trascendentes. Por un lado, que una de esas plantas es uruguaya -propiedad de FANAPEL- y que esta empresa ha solicitado un préstamo al Banco Mundial para hacer una reconversión de su actual sistema de blanqueo en base a cloro a un proceso totalmente libre de cloro. El segundo hecho es que el gobierno de la provincia de Misiones, acaba de clausurar la planta de celulosa de la empresa chilena Arauco, que casualmente utiliza el mismo sistema que usarían -en caso de que se lleguen a instalar- tanto la finlandesa Botnia como la española Ence. O sea, que la insinuación de que Argentina se preocupa por las plantas en suelo uruguayo pero no por la que tiene en su territorio tampoco es válida.

Finalmente, con respecto a los cuestionamientos en torno a que las plantas generarán efectos ambientales adversos, Igorra dice que las plantas de Botnia y Ence tendrán “muy minimizados o anulados cualquier tipo de efecto contaminante”. Esta última afirmación nuevamente repite lo que las empresas afirman y que la realidad desmiente. Plantas de última generación similares a las que se plantean para Uruguay han mostrado tener graves impactos ambientales. Arauco en Valdivia (clausurada), Arauco en Argentina (clausurada), Aracruz en Porto Alegre (visitada por integrantes de Guayubira que documentaron declaraciones de pobladores locales sobre graves impactos ambientales) son solo algunos ejemplos.

Más grave aún, Igorra parece ignorar que el accionista mayoritario en el emprendimiento en Uruguay es UPM/Kymmene y que esta empresa fue responsable de un grave desastre ambiental en la propia Finlandia. En efecto, en el verano del 2003, unos 7.500 metros cúbicos de licor negro escaparon de la planta de celulosa de esa empresa en el lago Saimaa. De acuerdo con la prensa local, “la planta de tratamiento biológico no fue capaz de hacer frente a esa súbita descarga y en el espacio de unos pocos días el licor negro se esparció aguas adentro del lago”. La prensa continúa diciendo que “el licor negro consume el oxígeno del agua, causando una elevada mortandad de peces y también oscurece el agua y contamina las orillas. Además, tiene un olor sumamente desagradable. La mitad de la población de peces resultó erradicada en un radio de tres kilómetros de la planta”. Ninguno de esos impactos pudieron ser ni “muy minimizados o anulados”.

Parece que el hecho de que las barbas del vecino se quemen, no lleva a la conclusión lógica de que las propias también se puedan quemar.

About Grupo Guayubira

El grupo "Guayubira", fue creado en mayo de 1997, para nuclear a personas y organizaciones preocupadas por la conservación del monte indígena y por los impactos socioeconómicos y ambientales del actual modelo de desarrollo forestal impulsado desde el gobierno. El grupo aspira a tener incidencia a nivel nacional y local para implementar medidas que ayuden a la conservación del monte indígena y a modificar el actual modelo insustentable de desarrollo forestal basado en los monocultivos de árboles a gran escala.
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