Organizaciones ambientalistas se entrevistan con el ministro Arana y con expertos finlandeses
En el día de ayer 5 de setiembre, una nutrida delegación de representantes del Grupo Guayubira y organizaciones ambientalistas del interior se reunió primero con el ministro de Medio Ambiente Mariano Arana y luego con los dos técnicos enviados por el gobierno de Finlandia para asesorar a nuestro ministerio en materia de fábricas de celulosa.
En la reunión con Arana y sus asesores fue posible encontrar muchos puntos de coincidencia, particularmente con respecto a la problemática generada por las grandes plantaciones de eucaliptos y pinos que han sido promovidas a partir de la ley forestal de 1987.
El planteo de fondo al ministro se centró en el modelo de país al que se aspira y las contradicciones existentes entre las grandes plantaciones de eucaliptos y fábricas de celulosa con ese Uruguay posible. En ese contexto, se explicitaron algunas de las principales preocupaciones al respecto y se entregó al ministro un dossier conteniendo documentación probatoria de los múltiples impactos de la forestación.
Representantes de varios departamentos del país denunciaron el escaso empleo que generan las plantaciones y que llevan al despoblamiento del campo, así como las malas condiciones de trabajo que predominan en el sector forestal. Al mismo tiempo, se señalaron los impactos de las plantaciones sobre el agua, los suelos, la biodiversidad y las producciones locales.
Enfatizaron que las fábricas de celulosa consolidarían ese modelo forestal y ampliarían el área plantada, en particular en los valiosos suelos productores de alimentos existentes en los departamentos de Río Negro, Soriano y Paysandú, que por su cercanía a las fábricas propuestas significarían un abaratamiento en los costos de transporte para la madera.
Al mismo tiempo, se señaló que existen mejores alternativas (y se dieron ejemplos concretos donde se están implementando) para la madera ya plantada, tanto desde el punto de vista social (más y mejores empleos), como desde el punto de vista ambiental (menores impactos). Dichas alternativas se centran en la industrialización de la madera para la construcción de viviendas y para la producción de una amplia gama de productos de madera (por ejemplo, en mueblería) orientada tanto al mercado interno como a la exportación. También se destacó el uso de la madera y residuos de la industria de la madera para la producción de energía, área en la cual el país tiene una larga experiencia y dispone de la tecnología necesaria.
En ese contexto, se destacó el papel que este ministerio puede cumplir en sus tres áreas: vivienda (uso de la madera para su construcción), ordenamiento territorial (definir donde se puede y donde no se puede hacer plantaciones de eucaliptos y pinos) y medio ambiente (controlar y resolver los actuales impactos de la forestación).
El ministro Arana y sus asesores estuvieron en principio de acuerdo con muchos de los planteos, en particular en lo referente a los impactos sociales y ambientales de la forestación y se comprometieron a promover cambios en la materia.
Finalizada la reunión con el ministro Arana, los representantes de Guayubira participaron de un encuentro con dos expertos finlandeses, organizado por la DINAMA en el marco de una misión de cooperación técnica del gobierno de ese país.
A diferencia de la reunión anterior, ésta fue, más que decepcionante, muy preocupante. En efecto, de acuerdo con lo manifestado por los delegados de gobierno finlandeses que participaron en la Conferencia del Convenio de Estocolmo que se realizó en mayo en Punta del Este y de acuerdo con lo manifestado oportunamente por el ministro Arana a su retorno de Finlandia, la misión de dichos técnicos sería la de transmitir su experiencia en materia de monitoreo y control de las fábricas de celulosa.
Sin embargo, no fue eso lo que hicieron los expertos finlandeses Erkki Kantola y Timo Jousttijarvi, ya que, en vez de transmitir su experiencia en Finlandia sobre los distintos tipos de procedimientos para monitorear y controlar a las fábricas de celulosa y papel de aquel país, hicieron una presentación sobre las bondades de las fábricas de celulosa y sobre como no producen impactos.
En determinado momento se les preguntó si lo que estaban planteando era la opinión del gobierno de Finlandia, la de Botnia o la suya propia, a lo que respondieron que se trataba de su opinión personal. El motivo de la pregunta se originó en una serie de respuestas muy poco serias a las numerosas preocupaciones planteadas por los asistentes y que colmó su paciencia cuando afirmaron que “los olores existen principalmente por situaciones excepcionales” y que en todo caso eran perfectamente minimizables. Ante eso se les aportó la información recogida en la propia Finlandia por Guayubira, que muestra que los olores fuertes se producen al menos una vez al mes, pero que todos los días hay cierto nivel de olor, tal cual lo registran los instrumentos de los centros oficiales que monitorean las emisiones de compuestos sulfurosos olorosos.
Quizá uno de los pocos elementos relevantes que aportaron los expertos tiene que ver con los recursos de que dispone el Ministerio de Medio Ambiente finlandés para el control de la industria de la celulosa. En ese sentido existen tres niveles: estatal, regional y local. En total, el ministerio cuenta con 2300 funcionarios, de los que 800 desarrollan sus tareas en 13 centros regionales. Además, a nivel local hay 440 municipalidades que también colaboran en la tarea.
Cualquier diferencia con el caso de Uruguay es mera casualidad.