por el Grupo Arazá y Gonzalo Abella
En la margen oriental de un río que se secó
hubo un pequeño lugar que el olvido se tragó:
Era el reino del Ñandú, del Yundiá y del Yacaré
(chupando con el Tatú de chiripa me enteré).
Le aflojó hasta el caracú la caña con arazá
(ya se sabe que un Tatú no es difícil de mamar)
Cuando el llanto lo quebró ¡Ay! (me dijo) ¡fijesé!,
solamente quedé yo para contárselo a usté.
Dijo que en ese lugar que ya no podrá volver
abundaban esas cosas que sólo Dios puede hacer
pero ellos sólo pensaban en las tasas de interés
y en las cartas de intención, y en llegar a fin de mes.
El Tatú me lo contó tal cual se lo cuento a usted:
La asamblea se reunió en el salón parroquial
porque hay vino a discreción y es mucho más coloquial.
El bicherío llenó de bote a bote el lugar,
hasta Don Zorrillo entró y nadie amagó a rajar.
Como siempre sin pensar dijo el Burro: ¡Ya encontré
la manera de zafar de esta vida clase bé!
Todos paramos allí las orejas pa escuchar
(todos menos la Lombriz que no tiene qué parar).
Yo conozco un inversor que a todos nos vá a salvar
si no somos melindrosos con la cuestión ambiental.
Vayan aprontandosé, la plata nos vá a sobrar
cuando míster Lobo instale la planta de procesar.
¿Y qué quiere procesar? (dijo el Zorro que no es
tan fácil de entusiasmar como el Chancho y el Ciempiés).
Ya pasé por todo eso que no quiero recordar,
no me vengan con proceso ni civil ni militar.
¿A quién le puede importar lo que Míster quiere hacer
con lo que voy a ganar? lagrimeaba el Yacaré.
Es un proceso industrial (dijo el Burro), yo estudié,
van a procesar los troncos para fabricar papel.
Si aparecen los billetes (dijo el Chancho y suspiró)
que procese lo que quiera que para eso es inversor.
La Abejita dijo ¡Noo! ¡no me van a convencer!
si se enferma la pradera ¿cómo voy a hacer la miel?
Y además hay que ser burro para llegar a creer
que un lobo dueño del mundo vá a venir a hacer el bien.
Iba a decir algo más pero sólo dijo ¡Plaf!
porque el Burro la pisó con la patita de atrás.
La cosa se complicó y amagamos a salir
pero el Lobo apareció y áhi nomás largó a decir:
Soy proclive a negociar con respeto y libertá
pa salvar a esta región del atraso en el que está.
Yo les vengo a proponer a toditos trabajar
la plata que van a hacer no les quiero ni contar.
Serán ricos como yo o, quién sabe, mucho más
dijo “rico” y se comió de un mordisco al Aperiá
Después se comió al Ñandú, al Tero, al Guazúbirá,
y al Burro que quedó frío lo comió sin calentar.
Se comió a la Yarará, al Capincho, al Yacaré,
y más no puedo contar porque ahí me desmayé.
El relato se cortó justito en este lugar,
porque el Tatú se mandó un traguito de arazá.
Cuenta que se desmayó viendo al Lobo masticar,
no sabe cuánto durmió, ni recuerda nada más.
En el lugar nada crece. Ni el pasto volvió a brotar.
Flacos palos de eucaliptus escoltan la soledad.
…Y el tatú vuelve a la vida como cualquier oriental:
echando un trago de caña y un relato pa escuchar.
El tiempo es cosa de Dios. Quién sabe cuánto dormí.
Recién tomando esta caña mi sangre vuelve a latir.
Mi armadura me salvó o se olvidaron de mí,
yo no sé lo que pasó…sólo sé que estoy aquí.
Se lo he querido contar pa que no caiga también
(no puedo volver atrás pero puedo hacer el bien).
Y aunque esté medio mamau para siempre acuerdesé:
LOS LOBOS TE OFRECEN MÁS CUANDO TE ESTÁN POR COMER.
Grupo Arazá y Gonzalo Abella