El último comunicado del Grupo Guayubira, referido a las inversiones de la empresa Stora Enso, terminaba diciendo: “¿Hasta cuándo seguirán nuestros gobernantes cambiando nuestro rico patrimonio por espejitos y cuentas de colores?”
La noticia de que Botnia va a traer a 1000 trabajadores de Europa Oriental para la construcción de su planta de celulosa muestra que los espejitos y cuentas de colores son simplemente eso: espejitos y cuentas de colores.
Hace poco más de un año, el 20 de mayo del 2005, Juan Faroppa, representante de Botnia en Uruguay, afirmaba en El Espectador “que si bien la empresa está elaborando las necesidades de personal para cada etapa, la idea es contar con el mayor número posible de uruguayos”. Para reafirmar el compromiso de la empresa hacia la generación de empleo nacional, reveló que “hay más de 1600 personas anotadas para trabajar en Fray Bentos y en Mercedes hay otra lista con 1800”.
Si bien Faroppa mencionó que “en la fase de construcción va a haber algunas especializaciones que probablemente tengan que venir de afuera, más que nada en el caso de estructuras y la parte metalmecánica y soldaduras”, pocos podían imaginar que la palabra “algunas” podía significar 1000 y que la palabra “probablemente” en realidad significaba seguramente.
La excusa para traer trabajadores extranjeros es que, según directivos de la fábrica “los plazos de construcción son perentorios”. ¿Esto lo descubrieron recién ahora? ¿Antes no eran perentorios? Esos mismos directivos agregan que si bien “la mano de obra uruguaya es buena”, le falta capacitación tecnológica.
Esto último lo sabían perfectamente y Botnia se encargó de publicitar que iba a capacitar a operarios uruguayos para esos fines. Entre los muchos que creyeron en las palabras de Botnia se cuenta la Intendencia de Paysandú, que en mayo de este año inauguró un curso de soldadura para capacitar personal para Botnia. El director del Departamento de Servicios de la intendencia Ricardo Mello llegó a afirmar que “quien pase el examen prácticamente tiene trabajo”.
El mismo Faroppa que promovió ese y otros cursos, confirmó el 12 de setiembre a Radio Sarandi que se van a contratar operarios extranjeros, aunque dijo que no está definida la cantidad ni el período por el que trabajarán en la construcción. Faroppa explicó que el proyecto tiene características tecnológicas de última generación, por lo que se necesita gente con capacitación específica y que ya haya participado en la construcción de otras plantas similares.
Es y siempre fue evidente que en Uruguay no existen trabajadores que hayan “participado en la construcción de otras plantas similares”, por lo que se infiere que Botnia siempre tuvo entre sus planes esta importación de orientales… de Europa. Claro que se “olvidó” de decirlo cuando presentó su proyecto inicial, en el que prometieron miles de empleos –no para europeos orientales- sino para orientales de este país.
Esperemos que esta mala noticia para los trabajadores uruguayos sirva al menos para que el movimiento sindical y el gobierno comiencen a abrir los ojos sobre esta empresa.