Artículo publicado en el Boletín Nº 123 del WRM, octubre de 2007.
Durante años, el WRM ha venido documentando los impactos sociales y ambientales de los monocultivos de árboles. Sin embargo, hasta ahora no habíamos contado con información sobre el punto de partida de la cadena: los viveros donde se producen los millones de plantas destinadas a ser plantadas. Recientemente culminó una investigación sobre las condiciones de trabajo y uso de agrotóxicos en los viveros de las dos principales empresas forestales certificadas en Uruguay por el Forest Stewardship Council – FSC: Eufores (Ence-España) y FOSA (Metsa Botnia-Finlandia). (1)
Los viveros de ambas empresas utilizan la tecnología más avanzada en la materia y allí producen fundamentalmente clones de eucaliptos. La clonación se hace a partir de ramas de las llamadas “plantas madres” con las que se producen las estacas, que son pequeños tallos con un par de hojas. Esta producción es realizada con equipamiento especializado y una vez producidos los plantines, éstos permanecen en el vivero hasta que están bien enraizados y posteriormente son trasladados a la intemperie con el objetivo de rustificarlos para las plantaciones.
Si bien la tecnología para la producción de plantas es “avanzada” (lo cual incluye modernas instalaciones de riego, invernadero y un amplio paquete de agrotóxicos), no es tan “avanzada” en materia de condiciones de trabajo.
Lo primero que llama la atención es la tercerización, régimen en el cual está aproximadamente el 80% de la fuerza laboral de ambas empresas que ocupan entre 50-70 personas (Eufores) y 130 personas (FOSA). La tercerización constituye una externalización de la mano de obra que implica romper la relación de trabajo directa con la empresa que asume la producción. En esta “relación triangular de trabajo” la persona es contratada por una empresa (contratista) pero en definitiva trabaja para otra, en su local, sometida a su dirección y disciplina, diluyéndose la figura del verdadero empleador.
Según los trabajadores, “la tercerización de los servicios es una manera de evitar posibles problemas con el sindicato y con los trabajadores en general” ya que los divide tanto en los beneficios como en la proyección del trabajo, conspirando así contra la posibilidad de que se organicen. En la medida que la tercerización condena a los contratados a la zafralidad, la inseguridad laboral y la inamovilidad funcional – siempre serán “peones comunes” y se les paga como tales aunque realicen tareas especializadas como la clonación de eucaliptos – entre l@s trabajadores persiste la ilusión de pasar a la categoría de empleados directos. Ello lleva en ocasiones a que se retraigan de las actividades sindicales por temor a ser “señalados”.
La sindicalización ha sido difícil en ambas empresas. En Eufores el sindicato se creó recién hace cuatro años, pese a la oposición de la empresa. No obstante, una vez creado Eufores desató una persecución contra el presidente del sindicato, el cual denunció que se sentía “personalmente victimizado”. . Aún así, Eufores fue certificada. Recién durante el último año la empresa parece haber aceptado el hecho y ahora el dirigente ha sido reintegrado a su lugar normal de trabajo.
En FOSA la creación del sindicato es muy reciente (agosto 2006), pero está integrado casi en su totalidad por trabajadores de la empresa contratista. No obstante, la presión se hace sentir y algunos no se afilian por temor a ser percibidos por la empresa como “revoltosos” y que eso eventualmente les impida pasar a ser empleados directos de FOSA. A pesar de esta situación, también esta empresa fue certificada.
Otro aspecto que habla de la falta de responsabilidad social de las empresas es que, como principio, la sanidad de los eucaliptos se pone por encima de la sanidad de la gente. En aras de evitar que los plantines contraigan plagas y enfermedades, se aplican agrotóxicos en un grado muy elevado. En Eufores se aplican incluso dos productos no autorizados por el FSC: Fundazol (Benomil, disruptor endocrino y productor de mutaciones genéticas, posiblemente cancerígeno para humanos) y Flonex (Mancozeb, no aceptado por ser cancerígeno). En ambos viveros se utiliza el Captan, un funguicida que fue prohibido en Finlandia en agosto de 2001 por ser extremadamente tóxico: se lo considera cancerígeno, contamina el suelo y las napas de agua subterráneas, es muy tóxico para los peces y afecta ranas, pájaros y aves.
Los trabajadores y trabajadoras quedan expuestos permanentemente a los agrotóxicos en un ambiente cerrado que está impregnado de dichos productos. Además, el agua del lavado de las mochilas u otros aplicadores de agrotóxicos se vierte en el mismo lugar. Sin posibilidad de bañarse antes de ir a sus casas pues los baños carecen de duchas, los trabajadores y trabajadoras esparcen la contaminación a su familia en la medida que vuelven a sus hogares con la misma ropa con la que trabajaron. Al respecto, los trabajadores informaron que más del 90% de los hijos de mujeres que trabajan en el vivero sufren de alergias, espasmos y asma.
En cuanto a los controles médicos, en FOSA son inexistentes. Por su parte, Eufores realiza algunos, pero los trabajadores no tienen confianza en los resultados por lo que están en tratativas para que los monitoree un organismo independiente de la empresa, como el Ministerio de Salud Pública.
Algunas de las condiciones de trabajo a destacar en los viveros de Eufores y FOSA son el aislamiento de lugar –que impide el desplazamiento en la hora de descanso del mediodía, que en el caso de FOSA no es paga–, el difícil acceso a los baños — están alejados del lugar de trabajo — y su capacidad totalmente insuficiente, además de la falta de duchas mencionada, la ausencia de extractores de aire en los lugares cerrados –solo hay aire acondicionado para las plantas– así como las elevadas temperaturas que se alcanzan en los mismos, y la omisión –en el caso de FOSA– de proporcionar artículos necesarios para el trabajo como son los guantes de látex –la empresa proporciona únicamente guantes de goma porque son más baratos, pero complican la manipulación.
Los casos de alergia en piel, ojos, manos, cuello y resto del cuerpo, con presencia de ronchas, picazón e hinchazón abundan entre los trabajadores y trabajadoras expuestos a productos tóxicos como funguicidas, insecticidas, hormonas y cloro.
El tema del trabajo femenino amerita algunos comentarios especiales. Las empresas forestales hacen hincapié en la generación de empleos femeninos, pero el trabajo que ofrecen en su gran mayoría es de peonas, que, como hemos visto, suelen ser tercerizadas, sin perspectivas de mejora. Hay algunos puestos administrativos, pero pocas mujeres ocupan cargos de dirección –en general son auxiliares.
La maternidad resulta difícil de sostener en el régimen de trabajo de los viveros. Allí no hay guarderías y la lejanía y falta de locomoción en el lugar imponen a las mujeres jornadas muy extensas separadas de los hijos. Durante el embarazo, las condiciones tan duras de trabajo impiden que las trabajadoras lleguen al término autorizado — 7 meses y medio de embarazo –, aún cuando en general prefieren trabajar lo más posible porque la licencia prenatal supone percibir un ingreso mucho menor. Es que en esas condiciones es difícil soportar las altas temperaturas –que pueden superar los 40 grados– y las largas jornadas sentadas o paradas, lo que las obliga a tomar su licencia prenatal a los 4-6 meses de embarazo.
Es interesante señalar que la certificación de las plantaciones de estas dos empresas ya había sido cuestionada en una investigación llevada a cabo por el WRM (2). Ahora esta investigación sobre los viveros de las mismas se suma a dicho cuestionamiento. En efecto, en su resumen sobre el tema, la investigadora concluye que “estas dos empresas certificadas no demuestran para nada ser ‘ambientalmente apropiadas, socialmente beneficiosas y económicamente viables’ (tal como lo define el mandato del FSC). Por el contrario, usufructúan de este sello a costa del trabajo y de la salud de los trabajadores y del medio ambiente de tod@s los uruguay@s.
(1) “Condiciones de trabajo y uso de agrotóxicos en dos viveros forestales”, agosto de 2007, RAPAL-Uruguay, http://www.guayubira.org.uy/trabajo/viveros.pdf
(2) “Maquillaje Verde. Análisis crítico de la certificación de monocultivos de árboles en Uruguay por el FSC”, marzo de 2006, World Rainforest Movement (WRM), http://www.wrm.org.uy/paises/Uruguay/libro.pdf