Uruguay: ¿Cuánto ganará Botnia?

El escenario hoy. En Uruguay vivimos una rápida expansión de la
forestación que, acorde con lineamientos adoptados años atrás por el
Banco Mundial que la estimuló en todo el mundo, se destina básicamente
a fabricar celulosa; la primera gran fábrica es la de Botnia (aunque
con otro nombre comercial). Comienza a producir en cualquier momento,
y el capitalismo se rige por la rentabilidad. Entonces: ¿cuánto es la
ganancia que Botnia va a obtener?

por Gustavo Melazzi / William Yohai
Integrantes de la Red de Economistas de Izquierda del Uruguay
publicado en Semanario Brecha del 2/11/2007

Esto importa para entender por qué la inversión extranjera viene a
nuestro país, y especialmente, además, por los anuncios y (muy
posibles) negociaciones en curso para la instalación de varias plantas
de celulosa adicionales (Stora Enso; ENCE; ¿portugueses?; ¿japoneses?;
¿estadounidenses?).

¿Cómo se para el gobierno frente a esto? ¿Qué medidas y exigencias adopta?

COSTOS Y PRECIOS INTERNACIONALES

En la medida en que la celulosa es un commodity, es decir, una materia
prima relativamente homogénea, existe información internacional que
nos permite realizar estimaciones muy confiables y que nos brindan un
panorama claro,1 hasta que, en el futuro, se publiquen los balances de
Botnia.

En los últimos años, el precio de la celulosa presenta un alza
significativa. Si en 2005 oscilaba entre 480 y 520 dólares la
tonelada, a junio de 2007 se ubica en 735 dólares en Estados Unidos;
700 en la Unión Europea, y 650 en Asia. Consideremos el precio europeo.

En los costos encontramos diferencias importantes, como se visualiza
en la gráfica adjunta. Los costos en Estados Unidos y Canadá resultan
unos 100 y 120 dólares por tonelada más altos que en Brasil,
respectivamente.

También los costos muestran tendencia al alza y, para considerar
cifras de 2007, supongamos que su crecimiento es similar al de los
precios (40 por ciento desde 2005).

Todo hace suponer que en Uruguay los costos de producción son
similares a los de Brasil. Para las cifras de este país, en general,
esto implica que el costo se ubica en torno a los 350 dólares la
tonelada (más adelante veremos que para el gigante Aracruz es menor).

GANANCIAS, Y LO QUE SE LLEVA

En definitiva: estas estimaciones nos muestran que si el precio es 700
dólares y el costo 350 dólares, el margen bruto de ganancia por la
venta de cada tonelada sería de 350 dólares. Su porcentaje de ganancia
sobre las ventas alcanzaría el 50 por ciento.

De acuerdo a las propias cifras presentadas por Botnia, su producción
anual será un millón de toneladas de celulosa, con un ingreso por su
venta de 700 millones de dólares. Por lo tanto, sus ganancias totales
anuales oscilan en los 350 millones de dólares. Si la inversión total
en la fábrica es de 1.200 millones, la rentabilidad del capital sería
del 29 por ciento.

Sin ninguna duda la rentabilidad es altísima. Pensemos que con la
producción de tres años y cinco meses, aproximadamente, desquitan el
total de la inversión realizada. Pero la planta tiene una vida útil de
20 años, de modo que durante 16 años (y algo más) seguirá produciendo.
A precios actuales, al multiplicar la utilidad anual de 350 millones
de dólares por 16 años, llegamos a que Botnia acumulará ganancias por
5.600 millones de dólares.

En otras palabras: al comparar con la inversión inicial, por cada
dólar que invierte, la empresa se lleva 4,5. El negocio es espectacular.

Precisemos: hablamos de la planta en Uruguay. Por ejemplo: en su
conjunto, la trasnacional M-real, propietaria del 47 por ciento de las
acciones de Botnia, en el primer semestre de 2007 tuvo pérdidas por 95
millones de euros.2 Esto habla de la necesidad de que la planta en
Fray Bentos opere cuanto antes.

Por otro lado, la decisión del gobierno de Jorge Batlle de otorgarle
exención impositiva y otras ventajas inherentes a una zona franca,
lleva a que los uruguayos sacrifiquemos impuestos para subsidiar la
rentabilidad de una gran trasnacional.

¿CUÁNTO DEJA?

Tenemos ahora una idea de cuánto gana la empresa, y cuánto se lleva de
Uruguay. Sin considerar costos en el exterior por amortizaciones,
insumos importados, intereses, etcétera, Botnia, en el país, paga
salarios, materias primas, algunos insumos o servicios de
mantenimiento. Entonces, importa plantearnos la otra pregunta: ¿cuánto
deja esta inversión extranjera a los uruguayos?

Hace casi un año analizamos precisamente este punto (véase Voces del
FA, 19-X-06). En resumen: si asumimos como buenas las declaraciones de
la propia empresa, la cual (calculando la evolución del producto bruto
nacional, lo que es metodológicamente correcto) señaló que su aporte a
la economía uruguaya sería de 80 millones de dólares por año.3

El resultado la beneficia enormemente: se lleva 350 millones de
dólares por utilidades, y deja 80 millones. Es imprescindible recordar
que, por estar en zona franca, no paga un solo peso de impuestos por
tales utilidades.4

En un plano más conceptual e ideológico, al introducir la zona franca
en los razonamientos habría que comenzar a ser más rigurosos y afirmar
que Botnia se vende celulosa a ella misma y a otras empresas en el
mundo, pero Uruguay sigue exportando troncos.

OTRAS INFORMACIONES DE 2007

Si analizamos la información oficial de Stora Enso para el segundo
trimestre de 2007, sus ventas totales de celulosa sumaron 3.800
millones de euros, logrando un beneficio antes de impuestos de 164
millones de euros.

Su porcentaje bruto de ganancia sobre las ventas, por tanto, oscila en
torno al 4.3 por ciento. Tengamos claro que si bien es un porcentaje
no despreciable para inversiones industriales en los países centrales,
no es bueno. Pero Jouko Karvinen (CEO de Stora Enso) lo considera
positivo pues, pese a señalar dificultades, es mayor al logrado en el
segundo trimestre de 2006. A futuro, prevé aumento de costos y un
difícil panorama productivo en Europa.5

Hay que destacar que la empresa paga aproximadamente un 24 por ciento
de impuestos por sus ganancias.

Aracruz, el gigante brasileño de la celulosa (sólo en este segundo
trimestre de 2007 produjo 832 mil toneladas), en este período realizó
ventas por 494,2 millones de dólares. El porcentaje de ganancia bruto
sobre las ventas fue de 49 por ciento, muy similar al 50 por ciento
que estimamos para Botnia.6 Tuvo un costo de 311 dólares por tonelada.
En este trimestre, pagó 32 por ciento de impuestos sobre sus ingresos
netos, lo cual muestra la coherencia del gobierno brasileño, ya que
por ejemplo en 2003 pagó el 34 por ciento de impuestos.

LOS TEMAS EN DEBATE

¿Puede causar extrañeza entonces que otras empresas extranjeras “estén
en las gateras” y/o negociando ya su instalación en Uruguay? El
escenario y los números de Botnia explican la altísima rentabilidad,
propiciada por nuestros (?) generosos recursos naturales, apoyos y
facilidades extremas para operar sin interferencias de parte del
Estado, no pago de impuestos, garantías de seguridad por un tratado de
protección de inversiones, mínimos aportes al país, etcétera.

Estimados lectores; no compremos mitos. No toda inversión extranjera
es buena. Por algo en América Latina comenzamos a hablar de un
“neocolonialismo”, para poner en claro los verdaderos objetivos de las
empresas trasnacionales, y lo negativo que resulta abdicar de nuestros
procesos de desarrollo; de nuestras decisiones soberanas en función de
los objetivos democrática y colectivamente adoptados.7

Si la empresa se rige por la ganancia, nuestro gobierno erraría si se
rigiera por la ganancia de la empresa. Éste debiera buscar satisfacer
las necesidades de la gente y el desarrollo autónomo y sustentable del
país.

¿Cuál será la postura del gobierno frente a estas nuevas inversiones
extranjeras? ¿Se evaluará entre todos cuál será el impacto sobre el
uso productivo del suelo nacional? ¿Tiene alguna justificación que
esos enormes beneficios no paguen impuestos? ¿Seguirán siendo sólo los
extranjeros los que decidan nuestras líneas de desarrollo? ¿No habrá
llegado el momento de evaluar a fondo las zonas francas, esa
“extraterritorialidad” o “agujeros de soberanía”? ¿Qué beneficios les
seguiremos ofreciendo, y a cambio de qué?

La inversión extranjera no es mala de por sí; bienvenida sea, siempre
y cuando no afecte nuestra soberanía, se encuadre en una estrategia de
desarrollo nacional y exista un reparto adecuado de beneficios, y se
asuma la cuota parte de responsabilidad a la hora de redistribuir las
cargas en la sociedad; los tratados de protección recíproca de
inversiones y las zonas francas no parecen ser instrumentos adecuados
para esos fines.

Notas:
1. Esta información se puede consultar en la publicación especializada
Paperloop.com.
2. Las ventas totales fueron de 2.792 millones de euros. M-real
Corporation. Interim Report, enero-junio de 2007, 27-VII-07.
3. Para comparar, sería imprescindible evaluar a cuánto asciende el
aporte que realizamos los uruguayos: en lo cuantitativo sumando
carreteras y su mantenimiento, líneas férreas, costo de oportunidad de
los suelos, etcétera (siguiendo las ideas de un trabajo original de
Luis Stolovich), y también en lo cualitativo, por ejemplo con el
respaldo internacional concretado en múltiples acciones.
4. Como ilustración, si tuviera que pagar irae, su contribución al
país aumentaría en unos 100 millones de dólares anuales. Comparemos
con los fondos destinados al Plan de Emergencia o al de Equidad.
5. Stora Enso, página web.
6. Véase balances de Aracruz al nyse (New York Stock Exchange), San
Pablo, 6 de julio, 2007.
7. Véase Daniel Chudnovsky y Andrés López en la Revista de la CEPAL
número 92 (agosto de 2007) “Inversión extranjera directa y desarrollo.
La experiencia del Mercosur”.
(http://www.eclac.cl/revista/ <http://www.eclac.cl/revista/>)

About Grupo Guayubira

El grupo "Guayubira", fue creado en mayo de 1997, para nuclear a personas y organizaciones preocupadas por la conservación del monte indígena y por los impactos socioeconómicos y ambientales del actual modelo de desarrollo forestal impulsado desde el gobierno. El grupo aspira a tener incidencia a nivel nacional y local para implementar medidas que ayuden a la conservación del monte indígena y a modificar el actual modelo insustentable de desarrollo forestal basado en los monocultivos de árboles a gran escala.
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