Por María Isabel Cárcamo, Febrero 2010
Recientemente, un grupo de “empresas Certificadas FSC y en vías de Certificación FSC de Uruguay” (1) están llevando a cabo un proceso de “consultas a distintas partes interesadas y actores relevantes de la sociedad” respecto al tema del uso del herbicida “Oxifluorfen” por las empresas forestales certificadas.
Con este motivo han enviado una carta a distintos actores de la sociedad en la que informan que “dicho principio activo se encuentra registrado a nivel nacional para el control de malezas en la actividad forestal entre otras, pero se encuentra dentro de los agroquímicos prohibidos por el FSC. Por este motivo varias empresas forestales certificadas solicitaron el permiso para su utilización y lograron el objetivo obteniendo un permiso de uso por 3 años. Actualmente el FSC está reviendo dicha autorización de uso concedida desde el año 2006 para las empresas certificadas FSC del Uruguay”.
Es importante hacer algunas precisiones en relación a este tema: que dicho principio activo se encuentre registrado y por ende permitido su uso en nuestro país, no significa que sea inocuo. Tan es así, que en el 2002 el FSC lo prohibió para las empresas que quisieran obtener la certificación.
En el 2006 las empresas forestales certificadas en Uruguay solicitaron un estado excepción para el herbicida Oxifluorfen. Dicha solicitud fue temporalmente aceptada, pero solo por un período de 3 años, que vence en abril de este año. Por lo tanto, lo que las empresas forestales están solicitando es una extensión de la excepción sobre su uso, que han estado haciendo desde bastantes años atrás.
La carta también menciona que la salud y la seguridad de los aplicadores “son pilares fundamentales de la certificación forestal”. Sin embargo, no menciona que este herbicida es considerado como plaguicida potencialmente carcinogénico según la Agencia Internacional para la Investigación del Cáncer (IARC), la Agencia de Protección Ambiental de Estados Unidos (US EPA) y la Unión Europea (UE).
De acuerdo con la carta, otro de los “pilares de la certificación” es la preocupación por el cuidado del ambiente. En ese sentido, la carta destaca como una característica positiva del herbicida Oxifluorfen que “no es tóxico para las abejas”, pero se olvida de mencionar que su persistencia en los sistemas terrestres alcanza entre 30 a 40 días y que este herbicida es peligroso para las lombrices, que son vitales para la conservación de los suelos.
El uso de herbicidas en las plantaciones es realizado por períodos largos, aplicándolos en la preparación del terreno, durante las plantaciones, después de las plantaciones por varios meses y después de la cosecha, en esta ocasión para matar los tocones, definidos por las empresas como “malezas”. Por lo tanto estamos hablando de un uso importantísimo de éste y otros herbicidas, que son esparcidos en cientos de miles de hectáreas ocupadas por la forestación, 600.000 de las cuales (según informa la propia carta) pertenecientes a las empresas firmantes.
Viene al caso mencionar que una “consulta pública” similar fue realizada en el 2007 en relación al insecticida Fipronil. Este insecticida fue prohibido por el FSC por su alto nivel de biacumulación. Antes de que fuese prohibido por el FSC (1 de diciembre 2007), las mismas empresas forestales que están detrás de la excepción del herbicida Oxifluorfen realizaron una solicitud para la excepción del Fipronil el 22 de noviembre 2007, a pocos días de empezar su prohibición. Ésta fue obtenida y desde esa fecha gozan de excepción “temporal”. La característica de “temporal” les ha permitido el uso de un insecticida considerado como potencialmente carcinogénico, tóxico (entre otros, para las abejas) y que se bioacumula por varios años.
De lo anterior surgen dos cuestionamientos: uno hacia el FSC y otro hacia las empresas certificadas en Uruguay. En cuanto al primero, por no adherirse a sus propias normas. Es claro que un organismo como el FSC no resuelve prohibir una sustancia sin tener razones de peso para hacerlo. En ese caso, resulta insólito que haya permitido a empresas certificadas seguir utilizando, por tres años más, dos sustancias que ameritaron ser prohibidas, como el Fipronil y el Oxifluorfen.
El otro cuestionamiento se refiere a las empresas que firman la carta, que afirman estar comprometidas a “realizar el manejo de sus plantaciones de manera ambientalmente adecuada, socialmente beneficiosa y económicamente viable”. Es claro que si realmente estuvieran preocupadas por una gestión “ambientalmente adecuada”, en vez de solicitar excepciones para continuar usando productos tóxicos deberían estar buscando sustitutos no tóxicos a los mismos.
Sin embargo, lo que hacen es exactamente lo opuesto. No conformes con que el FSC les permita utilizar una amplísima gama de sustancias tóxicas en sus viveros y plantaciones, ahora pretenden presionar a dicho organismo para que baje aún más sus ya bajísimos estándares en materia ambiental para ajustarlos a sus intereses económicos.
En definitiva, lo que intentan es acomodar la certificación a sus intereses. No porque no haya sustitutos al Fipronil (para el control de hormigas) o al Oxifluorfen (para el control de malezas), sino porque su uso es económicamente más rentable. A eso se reduce esta insólita “consulta”.
María Isabel Cárcamo, Febrero 2010
1) Catálogo de listas de plaguicidas que identifican aquellos asociados con impactos particularmente dañinos para la salud o el medio ambiente http://www.rapaluruguay.org/agrotoxicos/Prensa/La_lista_de_listas.pdf
2) idem 1