Comunicado de prensa – 11 de febrero de 2010
Tras el comunicado de la empresa Montes del Plata (*) confirmando la elección de Colonia para instalar su mega fábrica de celulosa, fueron varios los medios que difundieron la noticia. Sin lugar a dudas la noticia más peculiar fue la emitida por El Observador el pasado domingo 7. El periódico entrevista al ex intendente de Durazno, Carmelo Vidalín, quien en su afán por demostrar que no le afecta la decisión de la empresa de no instalarse en su departamento, termina diciendo algunas cosas muy interesantes.
Por ejemplo Vidalín dijo que “El problema de las plantas de celulosa pasa porque generan mucha demanda de mano de obra durante la etapa de construcción, pero luego de la inauguración se sucede un repentino crecimiento de la desocupación. A los dos años de comenzar las obras, hay que procurarle soluciones a la gente por medio de la creación rápida de nuevos emprendimientos”.
O sea que más que resolver el problema de la desocupación a nivel local, la instalación de fábricas de celulosa lo agrava y hay que salir a inventar rápidamente nuevos emprendimientos.
Además Vidalín se refirió al tema de las condiciones de trabajo en la forestación afirmando que “Antes de Stora Enso se vivía en situación similar a los indios, dentro de carpas, sin las más mínimas condiciones de higiene y sin ninguna seguridad laboral en muchos casos”.
Más allá de sus expresiones racistas sobre “los indios”, interesa destacar que cuando años atrás se difundieron denuncias realizadas por la Asociación de Inspectores de Trabajo del Uruguay, por Guayubira y otras organizaciones sobre las pésimas condiciones de trabajo en la forestación, ningún representante de la intendencia de Durazno –ni que se sepa de ningún otro gobierno local– se molestó en confirmar esas denuncias. Peor aún, según reconoce ahora Vidalín, ya lo sabían, pero nada hicieron. Solo lo reconoce para hacerle publicidad a una empresa transnacional, que apenas se limita a cumplir con lo que establece la ley.
Las mejoras en las condiciones de trabajo nada tuvieron que ver con la empresa trasnacional. En todo caso fueron el resultado de las constantes denuncias de trabajadores y organizaciones sociales que a la larga encontraron eco en una voluntad política de atender esas condiciones de semiesclavitud.
Lo que Vidalín no dijo
El ex intendente por supuesto no se refirió a los graves impactos de la forestación sobre el agua, el suelo, la flora, la fauna y la producción agropecuaria, dado que al parecer quiere seguir en buenos términos con Stora Enso. Menos aún al vaciamiento de la campaña y al proceso de concentración y extranjerización de la tierra a que ha dado lugar la forestación y donde Stora Enso es hoy –junto a la chilena Arauco– el mayor latifundista del país, con un total de 255.000 hectáreas en su poder. Tampoco habló del sistema de subcontratación y trabajo a destajo que impera en la forestación, que resulta en bajos ingresos mensuales y dificultades para la sindicalización de los trabajadores y en la consiguiente alta rentabilidad para empresas forestales entre las que se cuenta Stora Enso.
Este modelo está lejos del país productivo, con generación real de empleo permanente y en condiciones dignas, con un verdadero desarrollo rural que conserve nuestro patrimonio natural y nuestra soberanía, que aún está en el debe de la agenda política.
Grupo Guayubira
(*) nombre actual del consorcio Stora Enso – Arauco.
Extractos tomados de “Durazno: Vidalín prefiere viveros a una planta de celulosa”, El Observador – Domingo 7 de febrero de 2010, publicado en http://www.forestalweb.com/Noticias-nacionales/durazno-vidalin-prefiere-viveros-a-una-planta-de-celulosa