Uno de los principales movimientos sociales involucrados en la lucha contra la megaminería cierra una etapa y reflexiona sobre el proceso.
A fines del mes de julio venció el último plazo del que disponía la empresa minera Zamin Ferrous para llevar a cabo el proyecto denominado Aratirí de extracción de hierro a cielo abierto en el país. La inviabilidad económica de la explotación de los yacimientos hizo que en estos momentos no se llegara a un acuerdo con el gobierno. No obstante, la minera todavía pretende sacar algún rédito por los estudios que llevó a cabo en el territorio a pesar de que hasta el momento ninguna empresa privada se ha interesado por ellos.
El objetivo de Zamin Ferrous con el proyecto minero Aratirí en Uruguay, al igual que con otros emprendimientos análogos en Brasil, era armar un proyecto para venderlo. Se buscaba aprovechar una coyuntura financiera extraordinaria con las materias primas en que el precio del hierro se multiplicó por siete entre 2006 y 2011.
Los yacimientos metalíferos uruguayos son pequeños y de bajo tenor y solo son rentables con precios muy superiores a la media histórica del mercado. El gobierno no reconoció el propósito especulativo de Aratirí ni que su aporte económico al país sería irrisorio, intentó acelerar la autorización ambiental e ignoró a sectores sociales que requerían explicaciones, pese a estar negociando bienes del dominio público. Es más, la Ley de Minería de Gran Porte, aprobada durante el gobierno de José Mujica, sólo estuvo dirigida a adecuarse al proyecto de Aratirí y por eso fue calificada como ley con nombre y apellido.
El área de destrucción directa del proyecto minero abarcaba unas 15.000 hectáreas, pero sus impactos sobre suelos y aguas se extenderían por una vasta región que involucraba, praderas, bosques, ríos y hasta un área protegida de humedales en el este del país, una de las zonas más ricas en biodiversidad y bellezas paisajísticas del territorio.
Si no se hubiera desarrollado una gran oposición al proyecto minero seguramente Uruguay estaría sufriendo consecuencias similares a las ocurridas a poblaciones cercanas al proyecto minero de Zamin Ferrous en Brasil: instalaciones abandonadas, daños ambientales y sociales irreparables, litigios judiciales nacionales e internacionales, deudas incobrables y decenas de contratistas arruinados.
El 2 de diciembre de 2013 se constituyó el Movimiento Uruguay Libre de Megaminería con el fin de realizar un plebiscito nacional para que fuera el pueblo uruguayo el que decidiera si encontraba apropiado un proyecto de minería metalífera a cielo abierto en el país. Esta acción complementó muchas otras que se fueron desarrollando en defensa de la tierra y los bienes naturales, para que la ciudadanía fuera escuchada al tomar decisiones tan importantes para el país. El concepto de una ciudadanía informada y participante se reafirmó en la calle donde esa preocupación se tradujo en la disposición de la gente para firmar las papeletas que proponen una enmienda constitucional que prohíba esta minería metalífera a cielo abierto en todo el territorio nacional.
Para que el gobierno uruguayo no entrara en la aventura de la megaminería fue necesaria una movilización sin precedentes de amplios sectores de la población que se enfrentaron a los impactos ambientales y sociales negativos que podría traer ese proyecto.
En el corto y mediano plazo, propuestas como la de Aratirí no son probables, pero la amenaza estará latente mientras no haya una norma legal que impida proyectos de esa naturaleza en el Uruguay. El Código de Minería, en especial luego de las reformas de 2011, posibilita una especulación con títulos mineros que mantiene como rehenes por muchos años la producción sobre vastas extensiones de tierras.
En el presente, hay un sentimiento de que la amenaza de la megaminería fue superada pero el movimiento permanece alerta y trabajando contra otras propuestas depredadoras que ya están presentes en el país. Tal es el caso de los estudios para llevar a cabo explotación de gas de esquisto por fractura hidráulica de roca, más conocido como fracking.
Los y las integrantes del movimiento somos conscientes del gran paso logrado hasta el momento pero queda un largo camino antes de poder asegurar un futuro viable a nuestro país.
Enviado por el Movimiento Uruguay Libre de Megamineria
uruguaylibredemegamineria@gmail.com
http://www.uruguaylibre.org/
Agosto 2016
