UN ANÁLISIS PRELIMINAR
El anuncio de la posible instalación de una mega planta de celulosa a orillas del Río Negro no nos enfrenta hoy ante el “desafío” de lo desconocido, como se invocaba 10 años atrás. A partir de la información trascendida y de la proveniente del desempeño de las dos plantas existentes, esbozaremos un panorama de los problemas que podrían surgir de la puesta en funcionamiento de esta tercera planta.
Por la centralidad territorial de la Ruta 5, de la línea férrea Rivera-Montevideo, y de la localidad de Paso de los Toros, que constituye un nudo ferroviario, así como por la importancia y el estado de esas vías de comunicación, la planta anunciada tendría una conectividad mejor que las dos anteriores, situadas en ubicaciones limítrofes del país, que le permitirá abastecerse de materia prima en las principales zonas forestales y acceder al Puerto de Montevideo, un interés definido por la empresa.
Considerando las áreas de prioridad forestal, si se trazan desde Fray Bentos y Paso de los Toros dos círculos de 200 kilómetros de radio, distancia deseable para que la industrialización sea más rentable y competitiva, se observa que la nueva planta podría abastecerse adecuadamente de árboles provenientes de los departamentos de Durazno, Tacuarembó, Rivera, Cerro Largo, Treinta y Tres y Lavalleja (ver mapa).
Aunque no será desarrollado aquí, una evaluación de los impactos de las plantas de celulosa no puede ser ajena a los de las plantaciones de árboles que proveen la materia prima y son la razón de instalación de esta industria en el país. Los impactos de la forestación van desde la reducción del ciclo hidrológico y la biodiversidad hasta una grave alteración de la materia orgánica y las propiedades físico-químicas del suelo desarrollado evolutivamente en la llanura pampeana.
Las plantaciones que Forestal Oriental (UPM) ha realizado, anticipando la posibilidad de otra planta, en regiones caracterizadas por la presencia de explotaciones agropecuarias extensivas y baja densidad de población, profundizarán el proceso de desertificación del territorio al Norte del país y la fragmentación de la sociedad rural. En particular, se acentuará la desaparición de pequeños y medianos establecimientos, que son los pilares de la sociedad rural que vive en el campo.
Las plantaciones para producir celulosa son una forma de explotación de la tierra más extensiva que la gran ganadería, acentuada incluso por la creciente mecanización de la cosecha. Los Censos Agropecuarios entre 2000 y 2011 muestran que el empleo en el sector forestal se redujo de 4,5 a 1,8 trabajadores cada mil hectáreas, mientras que en la ganadería se situaba en 5,8 y 4,7 trabajadores, respectivamente.
Impactos multiplicados
Un primer punto a destacar de los impactos ambientales que traería esa tercera planta es la gran concentración de agentes contaminantes que deberían ser absorbidos en una pequeña región de la naturaleza. Debe tenerse en cuenta que las dos plantas existentes en el país están separadas unos 150 kilómetros y la proyectada sería equivalente a la suma de las dos, en una sola localización, a lo que se agrega un caudal del Río Negro muy inferior al del Río Uruguay.
Si la nueva planta duplica en capacidad a las existentes -aproximadamente 1:300.000 toneladas cada una-, como se ha anunciado, tendría una producción anual de 2:600.000 toneladas de celulosa. Utilizando parámetros de la planta más moderna del país, se infieren algunas variables del proceso productivo. Además de la planta de celulosa, debe ser considerada la industria química anexa a la planta, que produce insumos claves para el funcionamiento de la misma (ver cuadro).
Un aspecto central será el abastecimiento de agua y los impactos asociados. La cantidad de agua del río requerida para producir una tonelada de celulosa es de 29 m3 (metros cúbicos) y el caudal de efluentes que regresa al río es de 25 m3 por tonelada; 4 m3 desaparecen en el proceso industrial. La producción diaria de celulosa en la nueva planta sería del orden de 7.900 toneladas, lo que implicaría una extracción diaria de agua de 229.100 m3 y un caudal diario de efluentes de 197.500 m3.
De esta manera, en la Represa de Rincón del Bonete se perderían 31.600 m3, suponiendo que la planta toma el agua requerida del lago, pero en todo el sistema la pérdida es tres veces ese volumen, es decir 94.800 m3, porque el agua del Río Negro se turbina también en Baygorria y Palmar.
Puntos problemáticos son tanto la extracción de ese volumen de agua y la pérdida neta de agua que no se turbina, como la composición de los efluentes. El volumen de efluentes de una planta de celulosa como la anunciada es muy importante y en directa correspondencia es el impacto de sus componentes.
Disputa por el agua
El ambiente de la Cuenca del Río Negro es fuertemente conflictivo en torno a los diferentes usos de los recursos hídricos: ganadería, generación de energía eléctrica, cultivo de arroz regado, nuevos planes de riego promovidos por el MGAP, plantaciones forestales. Ahora se agregaría una mega planta de producción de celulosa, muy demandante por si misma del recurso.
En 1980 se legisló limitando la captación de aguas superficiales en la cuenca del Río Negro, para defender el caudal destinado a la generación de energía eléctrica. El Decreto No 160/980 estableció criterios para la extracción de agua de los embalses y de los cursos afluentes que alimentan los embalses. En 1988, un nuevo decreto 212/988 amplió los límites originalmente establecidos para usos competitivos de las represas del Río Negro, ante presiones de usuarios agropecuarios.
Se facultó al Ministerio de Transporte y Obras Públicas a otorgar las autorizaciones de uso de aguas para la construcción de obras de riego en los afluentes que alimentan los embalses hidroeléctricos del Río Negro, siempre que el volumen anual total no supere los 700 hectómetros cúbicos. Nunca se conoció públicamente ningún estudio que diera la base técnica de esa medida y ahora ese cupo ya está completo.
Contaminaciones
Existe una gran variedad de componentes que integran los efluentes – sustancias orgánicas consumidoras de oxígeno, nutrientes -fósforo y nitrógeno-, un conjunto de minerales – arsénico, cadmio, cobre, mercurio, níquel, plomo, zinc -, sustancias muy tóxicas -dioxinas, furanos, fenoles-, sustancias que alteran el sabor del pescado-, materiales particulados, compuestos clorados orgánicamente ligados (AOX), compuestos de azufre, agentes microbiológicos, etc.
De los nutrientes, el fósforo es el generador principal de la creciente proliferación de cianobacterias, algas microscópicas que dan una coloración verde al agua y producen diversos metabolitos, en particular una cianotoxina cancerígena, la microcistina. Las cianobacterias en el Río Uruguay se han vuelto habituales, sobre todo en el verano, ya llegan al Río de la Plata y cada año su presencia se ha ido extendiendo más hacia el este.
A lo anterior se suma la temperatura de vertido de esos efluentes. Uruguay modificó la norma internacional aceptada en la Comisión Administradora del Río Uruguay (CARU) según la cual la temperatura de los efluentes no debe superar las “condiciones naturales del río”, que en los últimos años no excede los 20°C. En 2011, Uruguay le permitió a UPM volcar sus efluentes con una temperatura de 30°C a 37°C.
Este es otro motivo del desacuerdo entre las delegaciones de Argentina y Uruguay en la CARU por el cual no se ha dado a conocer hasta ahora el resultado de los análisis sobre la calidad de las aguas del Río Uruguay, encomendado al Comité Científico Binacional constituido tras el fallo del Tribunal de La Haya. Es peor aún, al asumir el cargo, el actual presidente de la delegación argentina, Mauro Vazón, declaró que es política de ambos gobiernos no brindar al público esa información.
Esos contaminantes se distribuirán por todo el recorrido del Río Negro aguas abajo de la ubicación de la planta -de unos 300 kilómetros aproximadamente- hasta su desembocadura en el Río Uruguay, afectando la biodiversidad en el cauce del río, en las dos riberas, en los diversos usos actuales del agua, como el consumo humano en localidades urbanas y en los establecimientos agropecuarios, en el consumo de los animales puestos a pastoreo, así como en los suelos y la vegetación que soportan riego con agua proveniente del río.
Debe resaltarse el impacto que tendría el agregado de nutrientes al Río Negro que, combinado con los tres embalses que potencian las condiciones para el desarrollo de micro algas, y la mayor temperatura que experimenta el agua por las condiciones climáticas recientes y por la temperatura de vertido de esos efluentes, fortalecerán el desarrollo de floraciones de cianobacterias que, ya actualmente -sin la presencia de la planta de celulosa-, constituyen un grave problema para los seres vivos.
Por último, las emisiones gaseosas de las chimeneas de la planta, provenientes de la caldera de recuperación, de la caldera de biomasa y del horno de cal, son otra fuente significativa de contaminación que podrá alcanzar distancias de hasta 50 kilómetros, concentrándose en franjas territoriales de acuerdo con la mayor frecuencia de la orientación de los vientos predominantes, en general provenientes del sureste y noreste según la estación del año.
En resumidas cuentas, aunque algunas autoridades insisten en lo contrario, no se puede sostener seriamente que las plantas de celulosa no contaminan. Las propias actas de la Comisión de Seguimiento de UPM en la Dinama dan cuenta del contenido de los efluentes, las emisiones gaseosas y los residuos sólidos de la planta. En más de una oportunidad, los efluentes de UPM sobrepasaron los límites admitidos por la Dinama y la empresa fue sancionada.
por Carlos Pérez Arrarte y Víctor L. Bacchetta
Publicado en el semanario “La Otra Voz” de Tacuarembó – 7 al 13 de octubre de 2016