En un reportaje con el mensuario “Question Latinoamérica” (y reproducido en La República el 13 de diciembre), el dirigente Tupamaro Julio Marenales hace una serie de apreciaciones en torno a la polémica instalación de fábricas de celulosa en Fray Bentos que en el mejor de los casos muestran su ignorancia sobre el tema.
En primer lugar, Marenales afirma que el problema principal es el gobernador de Entre Ríos. “Este señor Busti es el que está jorobando más, porque el resto de los argentinos no están tan problematizados”.
Con tal apreciación, Marenales pretende invisibilizar a la oposición, tanto uruguaya como argentina identificando a Busti como el “malo de la película”. Sin embargo y mal que le pese, dicha oposición es muy real tanto en Argentina como en Uruguay. Parece difícil de creer que un dirigente como Marenales no se haya enterado de las posiciones encontradas que al respecto de las plantas de celulosa existen en el Frente Amplio y en particular en su propio MPP. Más insólito aún es que pretenda invisibilizar a los 40,000 argentinos (fundamentalmente entrerrianos) que manifestaron en el puente San Martín junto a sus hermanos uruguayos el 30 de abril de 2005, a los cientos de participantes del Foro Social Mundial que desde Porto Alegre enviaron una carta a Tabaré Vázquez solicitando la no instalación de estas fábricas, a los cientos de personas adicionales que luego adhirieron a la misma, a la alocución de Eduardo Galeano en manifestación organizada en la Plaza Libertad contra estas fábricas, a la clara posición de la Comisión Nacional del Agua al respecto, a las pintadas en los muros de Montevideo y a tantas otras manifestaciones contrarias a estos emprendimientos.
A lo anterior se suman las declaraciones realizadas el lunes pasado en Uruguay por el Premio Nobel de la Paz Adolfo Pérez Esquivel, quien también estaría, al decir de Marenales, “jorobando”. Para Pérez Esquivel no hay dudas: “Las plantas de celulosa traen problemas. Puedo hablar de cáncer, de complicaciones respiratorias, pero también de contaminación del Río Uruguay”. Por otra parte sostuvo que “existe un acuerdo binacional que debe ser respetado. Los gobiernos deben ponerse de acuerdo para no perjudicarse unos a otros”. Después de asegurar que se trata de un legado del gobierno anterior, manifestó que “en Uruguay van a hacer la pasta de papel, que es el proceso más contaminante. Las chimeneas funcionan las 24 horas y cada eucalipto absorbe 60 litros de agua”.
En el reportaje Marenales hace a su vez una serie de preguntas tales como: “¿no tiene papeleras Argentina? ¿Y cómo están trabajando esas papeleras?, porque deben ser viejas. ¿Tienen mucha tecnología para impedir la contaminación? Me gustaría saberlo, porque no lo sé”, remarcó.
Marenales sabe perfectamente que Argentina tiene una serie de “papeleras” y que las mismas efectivamente contaminan. Por eso dice lo que dice. Lo que quizá no sabe es que dos de esas “papeleras” son uruguayas, propiedad de FANAPEL. Quizá tampoco sepa que la “papelera” más grande que hay en Argentina es propiedad de la chilena Arauco, que utiliza la misma tecnología que usarían Botnia y Ence en Uruguay y que efectivamente contamina.
Pero además Marenales parece no saber la diferencia entre una “papelera” y una fábrica de celulosa. La diferencia es tan sencilla como importante: la primera produce papel y la segunda solo produce celulosa. Botnia y Ence no serían “papeleras” sino fábricas de celulosa.
Y luego viene el argumento de Marenales más lamentable de todos: “Yo le digo a quienes están trabajando este tema, principalmente a los ecologistas: ustedes van al baño y usan papel, a no ser que se limpien con pasto. O sea que si siguen necesitando papel para el baño, en algún lugar hay que fabricarlo”.
Efectivamente, no usamos pasto. Pero para fabricar papel de baño no necesitamos ni a Ence ni a Botnia- En primer lugar, porque no lo van a producir. Ence exportará su celulosa a España y Botnia a Finlandia y a China, con la que fabricarán distintos tipos de papeles y cartones a ser usados en esos países. En segundo lugar, porque el papel de baño que usamos en Uruguay se produce, como corresponde, fundamentalmente a partir de papeles reciclados.
Además, su afirmación genérica de que “hay que fabricar papel en alguna parte” esconde el hecho del consumo excesivo del mismo en los países ricos del Norte. Mientras en Uruguay el consumo promedio anual por habitante es de menos de 40 kilos de papel, en Europa es de más de 200, en Estados Unidos mayor a 300 y en Finlandia superior a los 400. No parece creíble que los europeos, estadounidenses y finlandeses vayan tantas más veces al baño que los uruguayos.
Lo único que compartimos con los dichos de Marenales es cuando afirma que tanto en Uruguay como en Argentina “se está discutiendo mal” el tema de las papeleras. Sería bueno que Marenales asumiera el reto de empezar a discutir bien el tema, no de las “papeleras”, sino de estas muy concretas fábricas de celulosa.