Otro tipo de monte ralo es el que se desarrolla en los llamados “mares de piedra”, en el que los árboles y arbustos alternan con bloques de granito y con áreas de tapiz herbáceo. Quizá el mar de piedra más conocido sea el de Sierra Mahoma (San José), pero también está el de Mal Abrigo y otros más pequeños en diversos puntos de los departamentos de Colonia, San José, Florida, Durazno y Canelones. En algunos de ellos se desarrollan montes ralos similares al de Sierra Mahoma, en tanto que otros están cubiertos de matorrales o chircales.
Este tipo de monte, descrito en detalle por Chebataroff (1944) contiene algunas agrupaciones de árboles que apenas llegan a formar algunas espesuras, siendo mucho más generales las asociaciones de tres o cuatro especies o aún la presencia de árboles aislados. Las especies arbóreas y arbustivas son casi siempre muy espinosas o muy leñosas, alcanzando alturas medias de 4 a 5 metros, llegando pocas veces a 10 o más metros. La característica más notable de estos montes es la alternancia de los árboles y arbustos con los bloques pétreos, e incluso el crecimiento de las especies leñosas en las hendiduras de los mismos.
La especie arbórea que alcanza mayor desarrollo en el mar de piedra es el canelón, por lo que, sin ser muy abundante, es la más aparente. Junto al canelón, pero cubriendo áreas más extensas y adoptando casi siempre la forma arbustiva, aparece el guayabo colorado. Otras especies importantes son el blanquillo, palo de leche, molle, tala, tembetarí, tarumán, sombra de toro, chal chal, espina amarilla y congorosa.
Es importante señalar que, pese a que en el pasado el monte de Sierra Mahoma sufrió ciertos procesos de degradación vinculados a la acción humana (en particular tala y explotación ganadera), en la actualidad se encuentra parcialmente protegido por iniciativa de los propietarios de un establecimiento que contiene parte de este ecosistema único. Lamentablemente, no puede decirse lo mismo de otras áreas de éste y de los demás montes de mar de piedras, cuyo futuro está ligado a decisiones privadas que pueden ser tanto positivas como negativas para su conservación.