El bosque natural
uruguayo: Tal como se aclaró al inicio del presente trabajo, la información disponible sólo permite una primera aproximación a la evaluación del monte natural. Sin embargo, la sistematización y el análisis de la misma posibilita, no solamente arribar a cierto número de conclusiones primarias, sino que, al mismo tiempo, muestra la necesidad de encarar una serie de trabajos para lograr un conocimiento más cabal acerca de la potencialidad del recurso. Lo dicho resulta también válido para el conocimiento de la evolución histórica y reciente del monte natural. 1. Resumen y conclusiones a partir del conocimiento actual. 1.1 Evolución del monte. Las modificaciones experimentadas por el monte han sido analizadas someramente a nivel histórico y en forma más detallada en su evolución reciente. 1.1.1 Evolución histórica. Si bien se requieren estudios más profundos sobre el tema, la información disponible muestra que el ser humano y sus producciones (ganadería, agricultura, industria, etc.) se han constituido en los principales factores de modificación del monte natural. Este ha sido sometido a un tratamiento extractivo, sin atender a su conservación. Por otro lado, en los casos en que ha sido considerado competitivo de las actividades centrales (fundamentalmente ganadería y agricultura) se ha tendido a su erradicación. Los documentos históricos analizados aportan las siguientes conclusiones: 1) Que a la llegada de los españoles en el territorio uruguayo primaban las asociaciones pratenses y los bosques se ubicaban en serranías y acompañando los cursos de agua. 2) Que los bosques eran más extensos y valiosos que al presente. 3) Que el avance del proceso colonizador del territorio trajo consigo cambios de signo negativo en la extensión y calidad de los bosques. 1.1.2 Evolución reciente. Para este análisis fue posible recurrir a elementos cuantitativos, aunque sólo en lo referente al área cubierta por montes naturales. En ese sentido los censos agropecuarios muestran un retroceso sensible entre 1930-51 (143.000 h s.), provocado por el gran incremento en el consumo de leña a causa de la crisis energética provocada por la segunda guerra mundial. Con posterioridad, el monte comienza un proceso de recuperación, que se continúa con altibajos hasta nuestros días, con un nuevo retroceso a partir de la crisis eneregética de 1974. Sin embargo -y ésta es quizá la conclusión más importante- este proceso no es general, sino que resulta de la suma de procesos de signo contrario localizados en zonas que trascienden los límites departamentales. Por otro lado, contra la opinión generalizada, la información disponible muestra en general un avance del monte a nivel nacional a partir de 1951. Sin embargo, dicha información debe ser complementada con análisis cualitativos del monte, puesto que en numerosas observaciones se constatan diversos grados de deterioro, incluso en zonas donde el monte avanza en extensión. Es decir, que existiría más un retroceso cualitativo (cuantitativo en materia de especies, di metros, alturas, etc.) que un retroceso en extensión. El manejo de la información disponible en base a ciertas hipótesis, permite a su vez concluir que la superficie boscosa podría haber sido sensiblemente superior a la actual a principios del presente siglo. Si bien se requieren estudios ampliatorios, es posible aventurar la posible existencia de 1 millón de hectáreas de bosque natural en esa época (6% del país), por lo que desde entonces habrían desaparecido unas 400.000 h s. de bosque. 1.2 Inventario del recurso. Las principales conclusiones en este sentido pueden ser resumidas en: 1) Existen entre 550.000 y 600.000 h s. de monte natural. 2) El 85% de los montes son ribereños y el 15% serranos. En estas cifras est incluido un porcentaje indeterminado de montes de parque, de quebrada y de arenales costeros. 3) La densidad promedio de los montes oscilaría en torno a un 70% de montes medios a muy densos y un 30% de montes ralos. 4) Existe un porcentaje importante, pero no cuantificado, de montes bajo régimen tallar. 5) El turno de explotación para leña sería de 20-30 años (tallar) y 30-50 años (fustal). 6) La producción por hectárea es muy variable, dependiendo del tipo de especies (monte negro o blanco), régimen (tallar o fustal) y densidad (ralo, medio o denso). En promedio, se podría hablar de una producción por hectárea de 50 tons. (monte ralo), 150 tons. (monte medio) y 250 tons. (monte denso). 7) El incremento medio anual también es muy variable por las mismas razones antedichas, oscilando entre 5 y 12 tons./h ./año. 8) La producción anual teóricamente explotable a nivel nacional sería del orden de 1:500.000 tons. 2. Requerimientos de investigación. El análisis de las fuentes de información disponibles muestra un avance insuficiente en materia de investigación. No existen estudios referentes a la evolución histórica del monte natural y se constatan numerosas carencias en cuanto a la evaluación del recurso. Esto último es no sólo válido para lo estrictamente forestal, sino mucho más aún en lo referente al ecosistema (fauna, suelo, agua, flora asociada, etc.) A modo de conclusión, señalamos a continuación algunas posibles líneas de trabajo futuro. 2.1 Evolución del monte. 2.1.1 Evolución histórica. Esta es una línea de investigación importante, cuyos objetivos básicos serían: 1) Lograr un mejor conocimiento acerca de la extensión y estructura originales del monte, con el objetivo de conocer su funcionamiento y potencialidad, así como las consecuencias y modalidades de la acción antrópica. 2) Comprender el funcionamiento integrado de los sistemas físico y socioeconómico a través de la detección y el estudio de actores sociales tipo y su comportamiento frente al monte natural a lo largo del tiempo, así como los factores que condicionan las acciones adoptadas por ellos. Este tipo de conocimiento posibilitar la construcción de instrumentos predictivos para la elaboración de distintas alternativas de uso del monte natural. 2.1.2 Evolución reciente. Si bien no es posible establecer una división tajante entre evolución histórica y reciente, entendemos conveniente analizar esto último separadamente en vista de la mayor disponibilidad de información y las posibilidades de seguimientos futuros (fotos aéreas, relevamiento satelitario, censos agropecuarios), sobre la evolución del recurso. Interesa particularmente complementar la información con trabajos de campo, no sólo para efectuar correcciones en caso de ser necesario, sino también para incorporar información adicional acerca de las características y estado de las distintas formaciones boscosas del país. 2.2 Evaluación del recurso. Entendemos que existen varias carencias al respecto. 1) Información insuficiente. 2) Falta de claridad en cuanto a objetivos. 3) Inexistencia de metodologías diseñadas específicamente para el monte natural. En consecuencia, debería priorizarse la investigación en esta rea y la misma puede ser enfocada por disciplinas (forestal, hidrológica, faunística, edafológica, etc.) o ser integrada en forma interdisciplinaria, abarcando al ecosistema en su conjunto. En ambos casos, consideramos prioritaria la investigación en materia de objetivos de uso del recurso, que determinar n el tipo y la amplitud de la información a relevar. De acuerdo con los resultados obtenidos, se procedería al diseño y puesta a punto de metodologías apropiadas para el relevamiento, seguido por la recolección, procesamiento y análisis de la información. Serie "Investigaciones" Nº 78 de CIEDUR Diciembre de 1990. |
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