Plantaciones forestales en la pradera uruguaya
por Carlos Pérez Arrarte
Octubre 2000

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III. Impactos socioeconómicos

Las primeras plantaciones de eucalyptus realizadas al amparo de la legislación vigente (diciembre 1987), con diez o más años de edad, ingresan al período de cosecha; como el área plantada se fue incrementando desde tres mil hectáreas anuales hasta alcanzar las 50.000 hectáreas en 1996, los volúmenes de cosecha se multiplicarán rápidamente los próximos años (gráfico 2). Desde 638.000 m3 totales en 1997, se pasará a 1.6 millones de m3 en el año 2000, y a 8.7 millones en el 2004.

La evolución del Valor Bruto de Producción * (VBP) del sector forestal seguirá naturalmente la variación de los volúmenes cosechados, pero es necesario considerar diferentes hipótesis según el destino de la madera cosechada. Así, el valor bruto se modifica agudamente si se instalan o no las plantas de celulosa en el país. En las condiciones actuales, donde no existe todavía la alternativa de las plantas de celulosa, el VBP que es del orden de los 80 millones de dólares se incrementará a 400 a partir del año 2004, y luego evolucionará más lentamente.

Gráfico 2:
Evolución de la producción cosechable, 1997- 2004
(millones de US$)

Históricamente, Uruguay tuvo un comercio exterior deficitario de productos forestales y derivados, por su dependencia de las importaciones de papel de diario, maderas aserradas para la construcción y/o finas, muebles, etc. Durante toda la década de los noventa ese déficit se mantuvo, aunque las exportaciones y las importaciones se multiplicaron tres veces (gráfico 3), consecuencia de la aparición de las exportaciones de rollizos e incrementos de exportaciones de papel, por una parte, y del incremento de las importaciones derivadas de incrementos del consumo, y sustituyendo producción nacional derivadas de la apertura de la economía (papel de diario, maderas, muebles, casas prefabricadas), por otra. Solo a partir de este momento, que se producirá una fuerte expansión de las exportaciones de rollizos de eucalyptus, se comenzarán a lograrse saldos de comercio exterior positivos en el sector forestal.

No existe por el momento ningún proyecto industrial instalado o en proceso de identificación para la producción de pulpa de celulosa en Uruguay, que se focalice en las nuevas plantaciones. Un primer emprendimiento en la ciudad de Fray Bentos -Transpapel- fue abandonado. Por lo tanto, en el mediano plazo se prevé que la gran mayoría del volumen de producción deberá exportarse como madera en bruto para materia prima de industrias celulósicas, bajo la forma de rollizos y en alguna proporción como chips. En el escenario actual, el destino más probable es el mercado del Atlántico, básicamente la Península Ibérica, y parcialmente los países escandinavos.

La integración regional y los desarrollos forestales en la región --Estado de Río Grande del Sur en Brasil, y Provincias de Entre Ríos, Corrientes, y Misiones en Argentina--aparecen como focos de incertidumbre que pueden alterar dramáticamente estos escenarios. Implícitamente, se plantea una fuerte competencia entre estas regiones, a las que se suman Paraguay y Chile, por la atracción de los inversores corporativos, en un proceso que se refleja en la legislación específica diseñada para las inversiones forestales.

Un tercio del volumen de la madera pulpable de eucalyptus será comercializado por grandes corporaciones integradas internacionalmente (Shell-UPM/KYMMENE, EUFORES(ENCE)); sobre la fracción mayor, que será comercializada por productores y empresas no integradas verticalmente ,se abren grandes interrogantes sobre la rentabilidad privada y social de estas operaciones.

Gráfico 3:
Evolución del comercio exterior de productos madereros, 1991-98
(miles de US$)

Recientemente, se han instalado algunas industrias modernas de aserrado, secado, y elaboración de maderas para productos con mayor valor agregado, maderas aserradas de calidad ("clear"), blocks, blanks, maderas laminadas, que comienzan a abrir mercados de ultramar, y contribuyen ya al monto exportado con cifras significativas. Estas, producen en base a madera de pinos, y de Eucaliptus grandis manejados para la obtención de maderas industriales.

Los problemas del transporte

La movilización de la cosecha en el territorio y las operaciones de exportación a ultramar -que se prevén como más probables- desarrollarán una gran presión sobre la infraestructura física del país, considerando el gran volumen que significa la madera en bruto. Por ejemplo, utilizando las previsiones de cosecha, en el año 2003 se cosecharan 6.6 millones de toneladas; para 360 días, significa que se deberán desplazar a las terminales cada día 18.333 toneladas; suponiendo camiones de 30 t de carga neta (45 t bruta) significa 611 camiones por día, o unos 25 camiones por hora las 24 horas. Si la mitad se embarca por Montevideo -hipótesis probable- implicaría un camión llegando a la ciudad cada cinco minutos, las 24 horas del día, los 360 días del año.

Es necesario reparar, reconstruir y reestructurar un conjunto de rutas estratégicas, los puentes, el principal puerto del país (Montevideo), otros puertos menores (Fray Bentos), dragar accesos en el Río Uruguay, reconstruir el ferrocarril, adecuar playas de acopio próximas a los terminales, reconstruir caminos vecinales departamentales. Algunas de estas actividades comienzan a ejecutarse, aunque el país no ha tomado conciencia del breve plazo que media con esta oferta comercializable, y de la envergadura de los problemas logísticos que se avecinan.

Modificaciones en la sociedad agraria

Aunque a nivel nacional la proporción de la superficie forestada es muy pequeña, en las regiones donde se concentran los suelos "de aptitud forestal" (véase mapa 1), la forestación emergente se vuelve el uso principal del suelo, e impacta significativamente la matriz social original. En los departamentos del norte del país, por ejemplo, Rivera y Tacuarembó, los suelos de aptitud forestal alcanzan al 26% del total, y en ciertas localidades son totalmente predominantes. Pero debe considerarse que el sector es heterogéneo estructuralmente, con variaciones significativas en sus sistemas de producción, la organización empresarial, modalidades de inversión, tecnologías, demandas de empleo, e impactos locales.

En las zonas ganaderas la nueva producción y los actores sociales vinculados, han generado un conjunto de efectos de signos diferentes según la evaluación de los distintos protagonistas: Se incrementó el precio de la tierra, se concentra la propiedad de los recursos productivos, se produce un aumento inicial de la demanda de empleo y de la provisión de servicios (fletes, viviendas, etc.), en particular se incrementa la demanda de empleo femenino para trabajar en viveros, se dejan de percibir impuestos territoriales por parte de las intendencias, se desplazan algunas producciones que anteriormente se realizaban en esas tierras o se limita su desarrollo futuro, se afectan caminos departamentales por el transporte de las nuevas cargas con repercusiones sobre los vecinos y las intendencias que están a cargo del mantenimiento.

En términos del poder local, la antigua sociedad ganadera ve surgir nuevos actores con gran capacidad económica, que son presentados y tratados sectorialmente como el modelo favorito de la política económica y de los gobiernos de turno. Aunque estos procesos ya tienen antecedentes en la historia rural -por ejemplo, en la implantación y evolución del cultivo de arroz en las zonas ganaderas del este y del norte- la presencia de actores corporativos establece una distancia social de tal magnitud con los actores tradicionales, que resulta de muy difícil integración. En ciertas localidades pequeñas, las nuevas empresas monopolizan totalmente el mercado de trabajo y de los servicios locales, y sus mandos medios funcionalizan la estructura administrativa pública y el poder político local a sus objetivos empresariales.

Según estimaciones más recientes, el volumen de empleo en el sector forestal varía en el entorno de las 8 a 9.000 personas, un tercio de las mismas con empleo permanente y el resto como zafrales, incluyendo la ocupación en viveros (1700), plantaciones (4000), aserraderos (1300), y cosecha (1500) . La forestación predominante, eucalyptus para producir madera pulpable, tiene reducidos requerimientos de empleo. La demanda de trabajo se establece en tres momentos del ciclo productivo: dos picos ocurren al comienzo del turno, en la actividad del vivero y en la plantación en el campo , y luego en la cosecha a los 10 años. Esta última, por otra parte, se realizará en forma muy mecanizada en el ámbito de las grandes empresas, que requerirán asegurar grandes volúmenes de cargas con costos de operaciones muy reducidos.

Solo la forestación destinada a la producción de madera de calidad, que actualmente es inferior a la cuarta parte de la superficie plantada, tiene requerimientos significativos de mano de obra en forma continua, por las tareas de podas y raleos a lo largo del ciclo productivo.

En esta fase histórica, el sector está utilizando una alta proporción de trabajo zafral en condiciones laborales muy inadecuadas de prestaciones básicas al trabajador, de los cumplimientos de las leyes sociales, y de la exposición a riesgos de accidentes. Por la ubicación geográfica de las plantaciones y los diferenciales de salarios de la mano de obra no calificada, la presencia de trabajadores migrantes de Brasil agrega otro componente de complejidad a la gestión de los recursos humanos sectoriales. Estas condiciones del trabajo se realizan en el marco de empresas que utilizan casi exclusivamente la contratación de empresas de servicios forestales -"tercerización"- , con frecuencia de carácter informal, muy difíciles de fiscalizar, donde una de las formas de competencia más extendida es la evasión fiscal, el no cumplimiento de las leyes laborales, etc. Las empresas de servicios forestales ganan crecientemente protagonismo, y son las claves para la eficiencia sectorial y la ocupación laboral. Se ha establecido que en el sector forestal, los empresarios han sustituido la gestión del personal por la gestión de los contratistas . El pequeño tamaño de los contratistas, su relativa debilidad y desorganización colectiva, los hace vulnerables frente al poder negociador de la gran empresa, situación que finalmente es trasladada a los trabajadores directos.

El Sindicato Obrero de la Industria de la Madera y Anexos (SOIMA) tiene relevancia en algunas localidades de concentración de actividades forestales (Piedras Coloradas), y en algunas empresas mayores nacionales con cierta concentración de trabajadores permanentes, pero su accionar es muy limitado en el marco de la dispersión de los trabajadores y de la escasez de empleo existente en el medio rural, y de la debilidad general que exhibe el movimiento sindical en el país.

En síntesis, en las zonas ganaderas extensivas, con una tradición de reducida utilización de mano de obra, la forestación significa una mayor demanda de empleo en esta etapa de gran expansión de las nuevas plantaciones. En las zonas con mayor presencia agrícola, el diferencial puede ser negativo. En los cultivos para pulpa de celulosa, hay un largo período de siete a ocho años después de la plantación, en que la demanda de trabajo es casi nula, donde solo se efectúan tareas de vigilancia, llevando a un despoblamiento mayor al que ya exhibe nuestra ganadería extensiva. Numerosos cascos de establecimientos están quedando abandonados por su falta de funcionalidad en las nuevas empresas forestales más concentradas. Las plantaciones para aserrío son más intensivas, por las faenas de podas y raleos que se requieren a lo largo del ciclo (véase nuevamente el cuadro 2). El impacto más importante en nivel y calidad del empleo provendrá de los procesos de transformación industrial que se puedan concretar a nivel local, como ya lo evidencian algunas localidades vinculadas a actividades forestales previas a estos nuevos emprendimientos.

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