El bosque natural
uruguayo: Ya hemos señalado que los trabajos de investigación sobre el monte natural son escasos. Los mismos se encuentran además dispersos en artículos de distintas publicaciones periódicas, trabajos de tesis y monografías, en algunos casos de difícil acceso. Como además los mismos cubren bastante uniformemente el país y los distintos tipos de formaciones boscosas, se consideró importante resumir los aspectos más relevantes expuestos en cada uno de ellos, a fin de ofrecer una visión de conjunto de los estudios realizados y por consiguiente del monte natural a nivel nacional. Pese a sus limitaciones, entendemos que estos estudios constituyen un punto de partida imprescindible para iniciar una nueva etapa en el estudio del monte natural. Tienen además el enorme mérito de haber mostrado un camino en un medio como el nuestro, caracterizado por mirar más hacia el extranjero que hacia la propia realidad nacional. Con el objetivo de simplificar la lectura, hemos utilizado sólo los nombres comunes de las especies. En el caso en que una especie tenga más de un nombre común (ejemplo Francisco Alvarez o azoita cabalho o sota caballo), hemos adoptado sólo uno. En el caso inverso, en que varias especies compartan un solo nombre común (por ejemplo sarandí: Phyllanthus sellowianus, Cephalanthus glabratus, Sebastiania scottiana), hemos asignado un número a cada uno y lo hemos colocado entre paréntesis a continuación del nombre común. Es así que sarandí(1) se traduce como Phyllanthus; sarandí(2) como Cephalanthus, etc. Las referencias correspondientes se detallan en el anexo Nø 1. Finalmente, queremos señalar que el conocimiento documentado sobre el monte natural no se agota con estos estudios de caso. Existen otros trabajos sobre aspectos concretos (superficie cubierta por montes, calidad de sus maderas, manejo, usos medicinales e industriales, etc.), que analizaremos en próximas publicaciones. Solamente deseamos señalar ahora que gran parte del conocimiento actual se apoya en el trabajo de destacados naturalistas nacionales y extranjeros, entre los que queremos destacar a Atilio Lombardo, cuya obra "Flora arbórea y arborescente del Uruguay" constituye el punto de partida fundamental para todos cuantos nos interesamos en el el tema de nuestros montes. ESTUDIOS DE CASO
UBICACION: Arroyo Tres Cruces Grande - Artigas. TIPO DE BOSQUE: Ribereño y espinillar. FUENTE: Ricardo Praderi. Aspectos de la vegetación del arroyo Tres Cruces Grande, departamento de Artigas, 1958. Los montes del arroyo Tres Cruces Grande se pueden dividir en dos partes: la primera, que es la m s importante por la variedad y calidad de sus especies, es el monte ribereño y la segunda parte está compuesta por un gran espinillar. El monte ribereño. Está sometido a continuo cambio de aspecto a causa de las grandes crecientes que son bastante comunes y que van socavando la barranca. En muchas partes ya no quedan en la costa los típicos sarandíes(1), sino barrancas en el borde de las cuales se encuentran los árboles de gran talla que constituyen el núcleo del bosque. El monte tiene un ancho variable de 100-200 metros, aunque no faltan lugares con pequeños sangradores tributarios del arroyo, en los cuales la extensión del monte es de 500-800 metros. Además de las típicas especies de monte hidrófilo que son comunes en todo el resto del país, aquí se hacen presentes representantes de la flora subtropical, que se encuentran en muchas zonas del departamento de Artigas, alcanzando aquí el límite meridional de esa región fitogeográfica. Contra el arroyo y en el borde del agua se encuentra el sarandí(1), que junto al sauce criollo constituyen la vegetación de las pequeñas islas del arroyo. A continuación se encuentra el mataojo, constituyendo la población más nutrida del monte, mezclado con los cuales se encuentran ejemplares de duraznero bravo y acacia mansa(2). Luego de los mataojos viene una agrupación muy compacta de especies entre las que se destacan los típicos representantes de la vegetación norteña: corondá, cambuatá, guayubira (un solo ejemplar, de 10 mts. de altura, tronco derecho y 60 cms. de diámetro), timbó(1), etc. Mezclados con esas especies se encuentran otras más comunes como el laurel(1), socará, pitanga, guayabo, guayabo colorado, plumerillo(1), blanquillo(1), palo de leche, chal chal, coronilla, etc. El espinillar o monte achaparrado. Esta formación boscosa se encuentra separada del arroyo y está compuesta principalmente por espinillos, acompañados de molle(1), escasos ejemplares de ñandubay (separados del núcleo de espinillos), pequeñas islas de talas (en sitios más altos y pedregosos), algunas arueras(2) y ñapindá (cerca de pequeños lagunones sin comunicación con el río). Ambos bosques (ribereño y espinillar) están siendo
explotados constantemente para obtener leña. El autor afirma que no
se trata de una explotación irracional, lo que permite reconocer el
monte sin grandes cambios. En el monte alto (ribereño) son cortados
los rboles de madera dura muy buena para leña, tales como coronilla,
cambuatá, guayabo, corondá, etc., y en el monte bajo se explota sólo
el espinillo, que es de inmejorable calidad para ese fin. UBICACION: Arroyo Lunarejo - Rivera. TIPO DE BOSQUE: de quebrada, serrano y de transición. FUENTE: Andrés Berrutti y Benito Majó - Descripción de la flora arbórea de montes ribereños de los Departamentos de Rivera y Paysandú, 1981. En este trabajo se estudian unas 200 hectáreas de bosques en la zona del arroyo Lunarejo en Rivera. La topografía es de tipo serrano. El bosque se encuentra en los valles entre cerros, en las quebradas y en las laderas, que muchas veces son bastante abruptas. La vegetación acompaña a la topografía y los árboles mayores se encuentran en el valle junto al curso de agua y en la parte baja de las laderas. Los montes de esta zona presentan características poco comunes con respecto a la generalidad del bosque indígena de nuestro país. Existen árboles de gran porte, de regimen fustal, con valor maderable y buena regeneración natural. Algunos árboles podrían superar los 200 años de edad. Las siguientes mediciones efectuadas en el bosque ilustran lo antedicho:
El monte de quebrada. El monte se extiende entre 150 y 200 metros a cada lado del lecho del arroyo. Presenta una espesura considerable y dominan netamente los laureles(1 y 2), Azoita cabalho, guaviyú(1), blanquillo y algún cambuatá desarrollado. La densidad no es muy grande pues los árboles anteriormente nombrados presentan alturas y diámetros considerables y dominan netamente a otras especies, realizando una cobertura total de copas. Por ello se puede transitar fácilmente por el monte. Es posible diferenciar dos estratos arbóreos: 1) El correspondiente a los árboles dominantes, que alcanzan alturas que oscilan entre los 15 y 20 metros. 2) Un segundo estrato, en el que aparecen especies que alcanzan hasta unos 5-7 metros, entre las que se pueden citar blanquillos, plumerillo(1), chal chal, naranjillo(1), etc.. Más cerca de la orilla el monte es algo más bajo, con fustes de menor desarrollo y con especies achaparradas, que hacen que sea menos transitable. Aparecen especies como mataojo, tembetarí(1), anacahuita, pitanga, guayabo colorado, etc.. El monte serrano y "de contacto" entre el monte de quebrada y el serrano. El monte ribereño se continúa siguiendo la pendiente de la ladera. Esta es bastante empinada, pero con regularidad se encuentran barrancas provocadas por el agua, que socava partes menos resistentes de la roca. Estas barrancas están arboladas y aparecen especies como el canelón(1), aruera(2), blanquillo, guaviyú(1) y arbustos como el Cestrum strigillatum y Styrax leprosum. Cada tanto sobresalen por sobre la cubierta superior del bosque palmeras pindó. Esta área presenta zonas que pueden catalogarse como "de contacto" entre el bosque de quebrada y el serrano. Ya casi en la cima empiezan a dominar las especies espinosas como coronillas, talas y molle(1). En la cima se dan islotes de rboles y arbustos achaparrados, también espinosos en su mayoría. CONCLUSIONES Y RECOMENDACIONES. Los autores destacan la importancia del efecto protector
del bosque respecto a los recursos suelo, agua y fauna. Recomiendan
ensayos de manejo y explotación de algunas especies de buena conformación
y cuyas maderas poseen buenas características tecnológicas tales como
laureles(1 y 2), azoita cabalho y blanquillo. También consideran importante
ampliar y complementar los estudios de la flora con otros de manejo
y ordenación en el marco global del mantenimiento del equilibrio de
los ecosistemas naturales. UBICACION: Río Negro, arroyo Palleros - Cerro Largo. TIPO DE BOSQUE: Ribereño y "de parque". FUENTES: En la descripción que se realiza de los bosques de la estancia Palleros, en la primera contribución se dice que: "como acontece para todos los ríos y arroyos del país, en las márgenes del río Negro y arroyo Palleros prosperan especies arbóreas, formando un bosque o mejor un 'monte', ya que este término define para nosotros más claramente el concepto, que participa más bien del carácter de selva que de bosque, aunque siempre reducida a pequeñísimas proporciones. Se trata de una asociación de árboles poco corpulentos que no exceden en general de 8 metros de altura, densamente poblada por diversas especies de follaje con preferencia perenne". Sin embargo, en la tercera contribución, el autor dice: "la designación vernacular de 'monte' comprende todos los diferentes tipos de vegetación arborescente, ya sean de mediano o bajo porte, o arbustos de porte arborescente, constituyendo formaciones cerradas o abiertas, nativas o cultivadas". Debido a dicha imprecisión y a otras razones fitogeográficas, opta por usar ambos términos (bosque y monte) como sinónimos. Las formaciones boscosas de Palleros son agrupadas de la siguiente manera: 1) Bosque ribereño ralo del arroyo Palleros. 1) Bosque ribereño ralo del arroyo Palleros. Se dispone en angosta banda a lo largo de las orillas del arroyo y está formado por las siguientes especies: sauce criollo,blanquillo,arrayán, pitanga, coronilla, molle(1), ceibo, espinillo, guayabo colorado, aruera(2), etc.. 2) Bosque ribereño del río Negro. Ha sido menos afectado por el pastoreo y por el hacha de los leñadores, poseyendo mayor amplitud y densidad y una flora más rica. A las ya citadas para el arroyo Palleros se agregan las siguientes: curupí(1, 2 y 5), tarumán, espina corona(1), tala, murta(3), palo de jabón, pindó, congorosa y Azara uruguayensis. Estos montes son de regular importancia, siendo muy anchos en algunos lugares. En la margen opuesta del río parecen ocupar superficies mucho mayores. Existe poca estratificación, pudiéndose distinguir solamente un estrato arbustivo y otro elevado; los dos íntimamente ligados por enredaderas y plantas epífitas. Con carácter espor dico podría señalarse un tercer estrato de palmas pindó. 3) Bosque marginal o cordón boscoso de los cerritos. Se trata de colinas marginadas por un cordón boscoso cuyas especies se disponen de acuerdo con la topografía y la humedad. En los niveles altos abundan los arbustos de 1-2 metros de altura. A medida que se desciende por la ladera aparecen pequeños árboles arbustivos de espina corona(1), tala y molle(1). Más abajo se encuentran especies de mayor porte como canelón(1 y 2), curupí, sauce y blanquillo. En los niveles inferiores, adyacentes al bañado hay ceibos de 5-7 metros y arbustos de arrayán, sarandí(1 y 2) y Escallonia sellowiana. El cordón boscoso tiene unos 3.000 metros de largo por 100-200 metros de ancho. 4) Islas de rboles del bañado de Aceguá. Se componen casi exclusivamente de ceibo, sarandí(1 y 2) y Escallonia sellowiana. 5) Bosque abierto de espinillos. La sabana de espinillos está ubicada cerca de la barra del arroyo Palleros. Esta especie es la forma arborescente dominante, habiendo además algunos talas y molle(1) y en la orilla del bañado aparecen ceibos y arrayanes. Los espinillos forman arbolitos de 2-4 metros de altura, con troncos de 1,50 metros y ramas horizontales o bien arbustos sin tronco definido y de forma semiesférica tocando el follaje ralo en el suelo en toda su circunferencia. Los bosques y la acción combinada hombre-ganado. En el trabajo que estamos analizando se detalla el proceso de transformación-regeneración o desaparición del bosque por la acción del ser humano y del ganado. Por considerarlo de sumo interés, transcribimos casi textualmente (aunque en forma resumida), la mayoría de los párrafos pertinentes: En el suelo del bosque cerrado prospera una vegetación baja rica en helechos, gramíneas umbrícolas y arbustos. Esta vegetación de sotobosque indica un ambiente fértil, permanentemente sombreado y libre de pastoreo. Cuando este último actúa, con frecuencia desaparecen esas especies. Invade en cambio la oreja de ratón (Dichondra repens), hierba enana y rastrera que tapiza todo el bosque del arroyo Palleros, muy trabajado debido a la pequeñez de los potreros. Los mismo ocurre en la vecindad de las aguadas dentro del bosque del río Negro. En los lugares asoleados del bosque pacido, el tapiz de oreja de ratón es invadido por las gramíneas de campo. Si los clareos de árboles aumentan, se establecen asociaciones pratenses de tapiz chato o pajizas según el régimen de pastoreo que reciban. Las abras y claros que suelen hacerse en el bosque cerrado para obtener postes y leña, o para facilitar el tránsito y pastoreo de los animales, sufren un proceso particular. La vegetación se destruye primero a hacha, luego se queman los despojos y hojarascas y finalmente el ganado destruye los brotes tiernos que intentan desarrollarse. El suelo, fértil en sumo grado y libre del dominio de la vegetación alta, constituye un ambiente favorable para las hierbas que invaden en gran abundancia, adquiriendo el porte de arbustos y una altura de 1 a 2 metros. Si el pastoreo se normaliza estas plantas son comidas, raleadas y sustituidas gradualmente por pastos de campo en un proceso que dura varios años, llegando finalmente a establecerse asociaciones pratenses como en el caso anterior. Si el pastoreo es intermitente y no se realizan limpiezas oportunas, se forman marañas de arbustos, lianas y renuevos de los árboles cortados, regenerándose el bosque lentamente. En los bosques pastoreados irregularmente se halla una asociación inestable, aumentando los pastos y gramillas en los años de intenso pastoreo, mientras que en las temporadas de alivio ceden el lugar a hierbas arbustivas. Este proceso fluctuante es normal en los potreros de costa que se destinan a invernada. En los bosques muy trabajados de los potreros chicos,
se obtiene al final de la transformación del bosque en pradera, una
falsa sabana de árboles viejos (tala, molle(1), blanquillo, coronilla,
espinillo, etc.), diseminados en el gramillar que llega hasta la orilla
del agua donde a veces quedan relictos del bosque. UBICACION: Río Cebollatí. TIPO DE BOSQUE: Ribereño. FUENTE: Porcile, Juan Fco. - Informe relativo a la posible realización de trabajos de deforestación en los montes marginales del río Cebollatí, 1987. Los montes del Cebollatí se presentan en una franja de ancho variable que oscila entre unos pocos cientos de metros hasta casi cuatro kilómetros en algunos tramos de su curso inferior. La vegetación se presenta en tres estratos: 1) Estrato superior, compuesto fundamentalmente por canelón(2), ceibo, aruera(1) y palma pindó. Estas especies no conforman un dosel continuo, sino que emergen del estrato medio. 2) Estrato medio, compuesto por especies leñosas, que si bien son fundamentalmente de porte arbóreo, se presentan también bajo la forma de arbustos muy ramosos, característicos de ambientes sujetos a inundaciones periódicas. En este estrato de cuatro o más metros de altura, son frecuentes los blanquillos(1,2,3), mataojo, guayabo blanco y colorado, pitanga y otras especies. Son también frecuentes enredaderas, epifitas y parásitas. 3) Estrato bajo, integrado por plantas leñosas más o menos dispersas, tales como congorosa, palo cruz, envira, etc. En lo referente a densidad, la misma varía entre unos 400 árboles por hectárea en las partes más ralas y más de 2.000 en las densas. A partir de fotografías del relevamiento aéreo 1986, se constata que el 83% de los montes relevados son densos, el 11% ralos y el 6% áreas abiertas (incluidos los pajonales). En base a la comparación de dos relevamientos aéreos realizados con 20 años de separación, se constata el avance del monte natural en el área relevada, que abarca unas 3.400 hás. y una longitud total de 86 kms. En efecto, la planimetría basada en las fotografías de los relevamientos aéreos 1966/67 y 1986 da los siguientes valores:
Del cuadro anterior se derivan las siguientes conclusiones: 1) El área total de montes se incrementó en un 14%
(450 hás.). En cuanto a las especies presentes en estos montes, el autor las clasifica en arbóreas, arbustivas y otras. 1) Arbóreas: palo de leche, blanquillo, sarandí(3),
mataojo, coronilla, sauce criollo, ceibo, guayabo blanco, arrayán,
canelón(2), espina corona(1), tarumán sin espinas, aguaí, laurel(4),
espinillo, tala, tala trepador, higuerón(1), guayabo colorado, socará,
aruera(1) y palma pindó. La mayor parte de estos montes son de regimen tallar, debido a la severa tala a que han sido sometidos. El turno de explotación (a matarrasa) es estimado en 15-20 años. Pese a las frecuentes talas, los montes se regeneran con vigor debido a la gran capacidad de rebrote de las especies que los componen, unido a condiciones edáficas e hídricas favorables para ello. Se pueden apreciar zonas de monte muy densas, donde numerosas cepas cuentan con más de 10 rebrotes cada una, pudiendo establecerse un promedio de 6 vástagos por cepa. En general existe un gran número de fustes finos. En zonas en que se ha talado menos o que la corta se ha realizado en forma selectiva, existen árboles de diámetros mayores, cuya condición sanitaria es variable, pudiéndose apreciar troncos cortos, tortuosos y aún con su duramen parcial o totalmente carcomido. Interesa destacar que el autor afirma que "de practicarse nuevas talas, el resultado no ser otro que una abundante población de rebrotes, de diferentes estados y variables desarrollos que constituir un matorral cada vez más denso y continuo". Se estima que el valor maderero de estos montes radica casi exclusivamente en su utilización como combustible rural. Al mismo tiempo, brinda otros servicios tales como la protección y enriquecimiento de los suelos sobre los que se asienta, la protección de márgenes evitando el colmataje de los cursos de agua, la protección de la fauna nativa, su valor paisajístico, su función como freno al avance de los pajonales, etc. Finalmente, el autor sostiene que no se dispone de información exhaustiva sobre la relación del monte natural con los recursos suelo, agua y fauna y particularmente en lo referente a su respuesta frente a distintas prácticas de explotación. Por consiguiente, plantea la necesidad de instalar parcelas experimentales e iniciar estudios interdisciplinarios para evaluar la influencia del bosque sobre el suelo, balance hídrico, fauna, etc. Del punto de vista estrictamente forestal, el programa de actividades debería contemplar los siguientes aspectos: 1) Relevamiento e inventario del monte. UBICACION: Parque Nacional San Miguel - Rocha. TIPO DE BOSQUE: ribereño, serrano, de quebrada. FUENTE: Graciela Major y Beatriz Torighelli. Relevamiento y descripción de la flora arbórea y arborescente del Parque Nacional San Miguel, departamento de Rocha, 1987. El Parque Nacional San Miguel, con una superficie de 1600 hectáreas, se caracteriza por estar ubicado en una zona serrana que a su vez se encuentra rodeada de bañados. Dentro del propio parque existen algunas zonas de bañado y uno de sus límites lo constituye el arroyo San Miguel, que corre paralelo a la sierra del mismo nombre, acercándosele en su parte media y alejándose de la sierra en su curso inicial y final dentro del parque. Dichas características determinan la existencia en el parque de una amplia área de bosque serrano, una superficie algo menor de bosque ribereño y una zona reducida de monte de quebrada, así como áreas de vegetación de transición serrano-ribereño y serrano-quebrada. El total del área boscosa es de unas 420 hectáreas. En muchas partes del predio se observa el resultado de una desfavorable intervención humana. Buena parte del monte ha sufrido continuos cortes efectuados por los propietarios de los campos que fueron incorporados al parque en 1937. En consecuencia, solo las zonas de difícil acceso conservan el monte de transición y algunos tramos del monte ribereño presentan una flora rica en diversidad de especies, con ejemplares de buen desarrollo que sugieren su antigüedad. El monte ribereño. Se desarrolla a lo largo del arroyo San Miguel, que en su tramo medio se acerca a la sierra originando así un monte de transición serrano-ribereño. En la parte inicial y final de su curso dentro del parque, el arroyo se aleja de la sierra, quedando determinada una gran extensión de bañado, un tapiz denso de gramíneas y ejemplares de acacia mansa(1), duraznillo blanco, envira y ceibo, aislados y otras veces formando pequeños grupos; y un monte de transición entre el monte ribereño y dicho bañado. A lo largo de su curso, éste presenta ondulaciones, en ocasiones tan pronunciadas que dan origen a meandros e islas. En sus partes más anchas el bosque se extiende unos 300-360 metros desde la orilla y las especies que lo componen se disponen en tres franjas. 1) Franja cercana al agua, integrada por especies hidrófilas que tienen sus raíces en contacto directo con el agua o se encuentran en zonas que sufren inundaciones periódicas. Las especies más frecuentes son sarandí(1, 2, 3), mataojo, guayabo blanco, murta(3), curupí(1), envira, canelón(2). 2) Franja intermedia. Compuesta por ejemplares de mayor porte que los de las franjas adyacentes: blanquillo(1), palo de leche, tarum n sin espinas, curupí(1), array n, palo cruz, tembetarí(1), chal chal, aruera(1), guayabo blanco, naranjillo(3), envira, etc.. 3) Franja más alejada del curso de agua, que se compone de especies mesoxerófilas, generalmente espinosas: molle(2), coronilla, espina corona(1), tembetarí(1), canelón(2), murta(3) y Chiococca alba. La altura media del monte ribereño es de unos 5 metros, aunque existen diferencias tanto en sus dimensiones como en las especies que lo componen. Las autoras analizan tres zonas: a) Isla Reservada, donde existe un monte enmarañado de difícil acceso donde dominan el sarandí(1 y 2), curupí(1), mataojo, arrayán, palo cruz, chal chal, aruera(1), guayabo blanco y envira. Sobre el estrato superior se destacan gran cantidad de palmas pindó. b) Zona donde el arroyo se aproxima a la sierra, dando lugar al monte de transición serrano-ribereño. La altura media del monte es de 8 metros, existiendo ejemplares de porte apreciable como los siguientes:
Las especies dominantes son el palo de leche, higuerón(3), ceibo, tembetarí(1), aguaí, arrayán, guayabo blanco, chal chal, pindó, tarumán, envira, canelón(2), palo cruz, Abutilon pauciflorum y Rollinia emarginata. c) Zona más alejada del fuerte. Aquí se encontraron los ejemplares más altos del monte de especies como canelón(5), chal chal, curupí(1) y palo de leche. Se diferencia también de las demás zonas por la mayor densidad del monte y por la presencia de numerosos ejemplares de mataojo y sauce criollo. El monte serrano. Se desarrolla en las laderas y cimas de la Sierra de San Miguel. La densidad y calidad del monte varía en las distintas zonas de acuerdo con los siguientes elementos: 1) La presencia de grandes piedras determina un monte ralo con especies predominantemente espinosas. 2) El talado. Las zonas más cercanas al fuerte fueron taladas en su totalidad, dando origen a un monte de rebrote, enmarañado y con ejemplares bajos y finos. En otras zonas un poco más alejadas, el monte ha sufrido un continuo talado selectivo, lo que ha dado lugar a un monte empobrecido en cuanto a calidad de especies, predominantemente tallar, ralo y enmarañado. La mayor parte del monte conserva las características más típicas del monte serrano, posiblemente por no haber sufrido talas. En términos generales, el monte se estratifica según la altura de la sierra. 1) Cima y laderas altas. El monte es ralo, con una altura media de unos 3 metros. La vegetación se hace discontinua formando grupos, en los que dominan especies xerófilas de porte arbustivo, espinosas, achaparradas y tortuosas. Las especies dominantes son: arrayán, tala trepador, espina de la cruz, envira, tembetarí(1), guayabo blanco, palo cruz, coronilla, molle(1 y 2), espina corona(1), canelón(2). 2) Ladera media y baja. El monte se hace más alto y espeso y se incrementa el número de especies. En la ladera baja el monte es más denso y con una riqueza apreciable de especies de mayor porte, alcanzando alturas medias de 6-8 metros. 3) Monte de transición hacia la quebrada. Se desarrolla en las laderas de los cerros que desembocan en la quebrada. El monte es más denso, poseyendo una vegetación característica de transición entre el monte de sierra y de quebrada. El monte de quebrada. Es un monte encajonado entre los cerros Picudo, Vigía y La Carbonera, a lo largo de un pequeño curso de agua, cuya altura media es de 15 metros. El sotobosque se encuentra cubierto por un estrato de especies umbratícolas. El estrato superior está compuesto por especies arbóreas de gran porte, tal como se detalla en el cuadro siguiente:
Otras especies que alcanzan grandes dimensiones son: aguaí, tembetarí(1) y canelón(5). En sus conclusiones, las autoras señalan que el monte natural cumple un papel fundamental en la protección de los recursos suelo, agua y fauna. Destacan la importancia de algunas especies hidrófilas como protectoras de las márgenes del arroyo, evitando su erosión y la presencia de un monte denso serrano, que protege el recurso suelo en las laderas de la sierra. Recomiendan -entre otras acciones relativas al parque nacional- el establecimiento de áreas intangibles que preserven los ecosistemas, con fines de investigación. ESPECIES EN DISTINTOS TIPOS
DE MONTES EN EL PARQUE NACIONAL SAN MIGUEL Serie "Investigaciones" Nº 72 de CIEDUR Mayo de 1990. |
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